Dos monjas teresianas muertas y una tercera herida grave es el balance de un accidente de tráfico ocurrido ayer en la A-220, a la altura del cruce de Almonacid de la Sierra con la carretera autonómica. Las religiosas viajaban en un turismo que, al parecer, se saltó un stop y colisionó frontolateralmente con un camión. El camionero resultó ileso.

Las dos mujeres fallecidas, C. C. P y M. I. S. R., de 75 y 53 años respectivamente, pertenecían junto a la tercera a una pequeña comunidad teresiana, ubicada en una casa de oración en la carretera del aeropuerto de la capital aragonesa.

Según fuentes de la Diputación Provincial de Zaragoza, el siniestro se produjo sobre las 17.15 horas, en el kilómetro 10 de la carretera A-220, que une las localidades de Cariñena y La Alumnia de doña Godina. Al parecer, las religiosas habían salido a pasar el día que tenían libre con el resto de compañeras en dos coches. Querían hacer una visita turística por el entorno de Almonacid de la Sierra y Alfamén.

Según declaró el camionero a Aragón TV, el vehículo en el que viajaban las tres mujeres iba a incorporarse a la vía y no respetó la señal de stop y aunque intentó evitar el choque --como lo prueban las frenadas en el asfalto--, lo golpeó frontolateralmente.

Las dos mujeres que ocupaban los asientos delanteros murieron en el acto. La tercera, que iba sentada detrás, resultó herida grave, teniendo que ser excarcelada del vehículo para ser después trasladada al hospital Clínico de la capital aragonesa en un helicóptero del 061.

En el proceso de excarcelación y levantamiento de los cadáveres intervinieron tanto los bomberos de la Diputación de Zaragoza, que acudieron con un vehículo de intervención rápida (VIR), un furgón de rescate, una dotación y un vehículo de mando, todos ellos pertenecientes a La Almunia, como una dotación de la Guardia Civil.

La conductora, de origen estadounidense, estaba de visita y pensaba coger un vuelo de vuelta a Miami, lugar donde residía en la actualidad. La copiloto era natural de Zaragoza e hija del pintor Alejandro Cañada, y llevaba en la congregación más de 20 años. La otra ocupante, C. M., está ingresada con pronóstico reservado.