El Departamento de Medio Ambiente del gobierno aragonés ha descartado "por completo" que la muerte de dos ovejas en las inmediaciones del núcleo de Bonansa, en el Pirineo de Huesca, se deba al ataque de un oso.

Con esta afirmación, el ejecutivo aragonés responde a la información hecha pública ayer por el sindicato agrario Uaga para atribuir la muerte de las referidas ovejas a un oso que deambulaba por la zona y expresar su oposición a una reintroducción de la especie en el Pirineo no negociada previamente con los ganaderos.

El Departamento de Medio Ambiente asegura en un comunicado que las dimensiones y características de los arañazos y heridas sufridas por las dos ovejas, según los datos recabados por los especialistas desplazados a la zona, impiden atribuirlas a un oso.

Las fuentes citadas aseguran que estas evidencias fueron puestas en conocimiento del propietario de las reses por los propios vigilantes que inspeccionaron la zona tras recibir la denuncia.

Estas fuentes, que lamentan que estos hechos fueran "aprovechados" para sembrar la alarma, insisten en descartar que la muerte de las ovejas fuera obra de un oso, "y mucho menos de un osezno", añaden.

Atribuyen, además, la información difundida a un "estado de psicosis" derivado de la divulgación de varios vídeos caseros que informaban del reciente avistamiento de tres ejemplares de oso en el valle de Benasque.

Los expertos consideran que esta presencia no puede calificarse como "habitual", aunque admiten que los avistamientos pueden ser más frecuentes en el futuro ante el crecimiento natural de la especie en Francia y en el valle de Arán.

Añaden que el avistamiento, el pasado 20 de junio, de una osa con su osezno en la zona de Benasque es el primero que se produce en décadas en Aragón, y subrayan que el posible inicio de una dispersión de la especie hacia el oeste es una "buena noticia" para el futuro de la población osera en el Pirineo.

Destacan, asimismo, que la presencia de estos animales no puede interpretarse "en ningún caso" como un riesgo ni para las personas ni para la actividad turística, y advierten contra las repercusiones negativas para el oso que se puedan derivar de informaciones "malintencionadas, alarmistas y carentes de fundamento".