El sello Navona ha tenido la loable iniciativa de verter al castellano Fatídica de J.P.Manchette, con una buena traducción de Joachim de Nys.

Se trata de una de las mejores novelas de quien está justamente considerado como uno de los padres del neo--polar francés, visión del género policíaco depurada por un lenguaje conciso y a ratos desolado que bebe sus fuentes en Flaubert y en un nihilismo existencial cuadrante a la perfección con un sentido de modernidad de la novela negra.

En Fatídica, Manchette nos deslumbra con un primer capítulo antológico, por canónico, en el que se describe el asesinato de un cazador a manos de una mujer fatal, o fatídica, según el título nos daba a priori a entender a propósito de su naturaleza.

A partir de ese momento ya no podremos apartar los ojos de ella y aprenderemos a conocerla tan íntimamente como sólo se conoce a una esposa o a un personaje tan bien perfilado e inquietante como esta Aimèe. Uno de sus amantes la definirá en dos líneas antológicas: "Es usted una mujer terriblemente negativa y bella".

Argumentalmente no les cuento más, pues arruinaría los efectos de una intriga bien adobada con electrizantes episodios y un desconcertante, por inimaginable, final.

TAN INTERESANTE como su trabajo literario fue la peripecia vital de Manchette, nacido en Marsella durante la II Guerra Mundial y fallecido antes de entrar al siglo XXI. Su compromiso político bajo ideología comunista le llevó a intensas experiencias en diversos países y a colaborar con periódicos comprometidos.

Devoto del cine, la música y el teatro multiplicó su actividad en diversos frentes. Sobrevivía en cualquier parte dando clases de francés o traduciendo novelas del inglés, pero se dedicaba, sobre todo, a tocar el saxofón en clave de jazz y a elaborar guiones cinematográficos y diálogos teatrales.

En 1971 obtuvo un éxito literario firmando a cuatro manos con Jean Pierre Bastid Dejad que los cadáveres se bronceen, y a partir de allí fue dando a la imprenta títulos como El caso N'Gustro, La lunática en el castillo, Balada de la costa oeste o Caza al asesino.

Sus mayores entusiastas lo han comparado con Chandler o Simenon. Exageraban, claro, pero no tanto.