Ana María Suárez, la zaragozana brutalmente asesinada en el ataque yihadista de Cambrils en la pasada madrugada del viernes, ya descansa en paz. Ayer fue enterrada en el cementerio de Torrero, tras celebrarse un multitudinario y emotivo funeral por su alma.

Aunque la familia deseaba que la despedida fuera lo más íntima posible, decenas de vecinos de Ana María y de su esposo Roque Oriol tanto en la capital aragonesa como en Morata de Jalón -municipio natal del marido- quisieron acompañarles en estos tristes momentos, más aún ante la ausencia del propio Roque y de su hermana Alicia, quienes permanecen todavía hospitalizados. También quisieron participar a título personal el delegado del Gobierno en Aragón, Gustavo Alcalde; el subdelegado en Zaragoza, Ángel Val y el comisario provincial de la Policía Nacional en Zaragoza, Jesús Navarro, entre otros.

MISA

La misa funeral estuvo presidida por el arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez, quien pidió que «el manto de la Virgen del Pilar, de la que era muy devota Ana María, le cubra en estos momentos». También pidió que «se haga justicia».

El cuerpo sin vida de esta zaragozana de 67 años fue trasladado anteayer a la capital aragonesa, después de que se le realizara la autopsia en el Instituto de Medicina Legal de Tarragona. Esta mujer falleció, tal y como insistieron sus familiares, como consecuencia de los politraumatismos ocasionados por el atropello indiscriminado que realizaron los cinco jóvenes yihadistas. Los terroristas se saltaron varios controles inesperados y los Mossos d’Escuadra fueron tras ellos, siendo finalmente abatidos.

Ana María iba junto a su esposo Roque Oriol y su hermana Alicia, quienes igualmente resultaron heridos de gravedad, también por politraumatismos a lo largo de su cuerpo. Los zaragozanos regresaban a un apartamento de su propiedad, después de celebrar el cumpleaños del marido en el Club Náutico de Cambrils. Ambos evolucionaron en el día de ayer favorablemente y solicitaron el traslado al hospital zaragozano Miguel Servet de Zaragoza, tal y como se lo había ofrecido el consejero de Sanidad del Gobierno aragonés, Sebastián Celaya. Una medida que posibilitará el regreso a Aragón de la familia que desde el primer momento se mantuvo unida en torno a sus seres queridos.

ABANDONO DEL COMA

Roque Oriol abandonó anteayer el coma inducido tras retirarle la intensa sedación que le estaba siendo administrada por el equipo médico del hospital Juan XXIII en el que permaneció ingresado desde el momento del ataque.

Según fuentes consultadas, fue en ese momento cuando este hombre se enteró de que había perdido a su mujer y que obligó a los facultativos que le atienden a administrarle una serie de calmantes ante el grado de nerviosismo y conmoción que sufrió. Un episodio similar al que sufrió Alicia, quien abandonó la unidad de cuidados intensivos del hospital tarraconense de San Pablo y Santa Tecla un día más tarde de lo previsto. De hecho, fueron los propios médicos los que pidieron a la familia que le dieran a conocer el fallecimiento de Ana María antes de que abandonara la uci, ya que allí estaba monitorizada. Esta mujer sufre contusiones, principalmente, en la cadera.

La familia de las tres víctimas aragonesas en el ataque yihadista en Cambrils se mostró especialmente agradecida al personal sanitario de los hospitales catalanes en los que permanecieron hasta ayer. También a Cruz Roja Española que les ha ayudado desde el primer momento. Durante todo este tiempo, el Ejecutivo autonómico y la Delegación del Gobierno en Aragón han trabajado de forma estrecha con diferentes departamentos de la Generalitat de Cataluña.