Normalmente hacen falta tres horas y media para llegar de Madrid a Valencia, pero esta vez a Santi Hernández le ha costado más de 18. El jueves por la tarde había presentado en Fitur un documental sobre la ruta de los Borgia y otro sobre la del Santo Grial, pero tras pasar la noche en la A-3 casi tiene ya material para un nuevo trabajo.

«Cuando salíamos de la feria eran las siete de la tarde y no había nada cortado, así que decidimos volver. En los paneles informativos no ponía nada y nadie nos dijo que esta cotado, por eso tiramos hasta que en Honrrubia nos paró la Guardia Civil. El restaurante Casa Marino era un ejército de valencianos volviendo de Fitur», explica.

Aunque el bar se quedó abierto toda la noche para dar servicio, pronto se quedó sin pan y tampoco había forma de que recibiera ningún suministro. Más allá de que no se podía pasar, no había ninguna otra información así que los conductores atrapados tuvieron que hacer noche en el coche.

«La gente estaba muy indignada porque no sabía qué hacer. El párking estaba lleno de camiones y de coches. Había unas 600 personas, pero el problema era la gente que iba con niños. Había familias con tres», rememora.

El panorama en estos improvisados refugios era de lo más variopinto. Camioneros, viajeros habituales e incluso turistas en autobuses se mezclaban y no todos igual de bien preparados. «Nosotros habíamos llenado el depósito antes de salir pero había otros a los que no les quedaba casi gasolina», relata Hernández.

Al amanecer, el puesto de la Guardia Civil había desaparecido, la llegada de nuevos medios (e incluso la ayuda de algunos tractores privados de lugareños) permitió empezar a abrir algunos tramos de la vía.

«Como no había nadie hemos intentado avanzar un poco y hemos llegado hasta Alarcón, pero de ahí ya no hemos podido pasar. De repente apareció una patrulla de la Guardia Civil y todos nos lanzamos a preguntarles», recuerda.