Los dos últimos tramos de la autovía del Pirineo (A-21) que permanecían en obras en la provincia de Navarra entraron ayer en servicio sin incidentes y marcados por una intensa niebla y mucho frío. Se trata de 16,5 kilómetros de los tramos Venta de Judas-Yesa y Yesa-límite con la provincia de Huesca, por lo que en total son 46,12 los kilómetros navarros ya finalizados y funcionando. Mientras que en Aragón, de los 57,5 del recorrido solo están abiertos ocho.

Se da la circunstancia de que estos dos últimos tramos han sido los de mayor complejidad de la obra en la parte navarra, ya que han necesitado la construcción de dos túneles (de 1.613 y 920 metros), de un falso túnel (de 240 metros) y de tres viaductos (de 495, 200 y 145 metros).

Mientras tanto, la comunidad aragonesa sigue esperando que la ministra de Fomento, Ana Pastor, escuche la petición de la presidenta Luisa Fernanda Rudi de priorizar las infraestructuras aragonesas. De hecho, el director general de Relaciones Institucionales de la DGA, Javier Allué, criticó el sábado lo que considera un agravio comparativo en la A-21.

Y es nada, nada más entrar en la comunidad aragonesa, el conductor accede a un enlace provisional construido para unir la autovía con la N-240. En esta zona está en construcción el tramo aragonés de 4,3 kilómetros desde Tiermas. Mientras que los 8,3 kilómetros que funcionan son los del tramo que va desde el desvío de Fago hasta el de Artieda.