La telecabina de Zaragoza lleva camino de convertirse en un equipamiento fantasma, un elemento presente en el paisaje urbano pero inmóvil. Este dispositivo, que se instaló para la Expo del 2008, lleva más de diez meses sin funcionamiento pero las fechas de su traslado y desmontaje son todavía una incógnita.

De hecho, desde Aramón aseguran no tener prisa para realizarlo --ya no llegan a esta temporada que acaba de comenzar-- y fuentes municipales incluso dudan de que el desmontaje se produzca a tiempo para estar operativa en pistas el próximo invierno.

Este dispositivo, que costó 12 millones de euros, lleva cerrado al público desde el pasado mes de febrero. Y en septiembre el Ayuntamiento de Zaragoza dio permiso a Aramón para proceder a su desmontaje, una operación cara, que ronda el millón de euros, y que debe ser asumida "al 100%", según indicaron desde el consistorio zaragozano, por dicha sociedad.

Mucho dinero para un equipamiento que acumuló un déficit de casi cuatro millones de euros en dos años (2009 y 2010) y que solo obtuvo la rentabilidad prevista durante los meses de la muestra internacional. Fue el déficit continuado, que el consistorio se negó a asumir, el que llevó a Aramón a dejar paradas las cabinas. De este modo, ahora solo se ha de hacer frente a pequeños gastos por el mantenimiento.

Fuentes del hólding semipúblico del esquí aragonés aseguran que elaborarán un cronograma para acordar con el ayuntamiento todo el proceso, que requerirá de un estudio técnico y un proyecto. Pero todavía no hay ninguna fecha marcada en el calendario. En principio Aramón podría llevarse la telecabina a una de las estaciones de esquí del grupo, pero previamente el consejo tendría que tomar una decisión en ese sentido y pasar todos los trámites de impacto ambiental. Tampoco se ha avanzado en ese aspecto.

En principio, Aramón también debería llevarse el edificio que albergó una muestra durante la Expo, aunque fuentes municipales indicaron que el hólding de la nieve podría finalmente dejarlo en su actual ubicación, con lo que sería el consistorio el encargado de darle salida.

Otros ejemplos no son esperanzadores. Sevilla encontró utilidad a la antigua estación del telecabina de la Expo de 1992, abandonada al final de la muestra y convertida luego en refugio de indigentes, 19 años después de su inauguración. Desde el pasado mes de febrero será el parque de barrenderos para el centro de la ciudad.