Ricardo Almenara reservaba un espacio en su equipaje para la medicación. Media maleta, dice. Antes de operarse, en este caso para corregir su diabetes, tomaba hasta 17 pastillas diarias, además de los pinchazos de insulina. Ahora solo toma un comprimido para la tensión, que prevé quitarse en breve por las buenas cifras que arroja. La vida le ha cambiado a este hombre de 57 años desde que el pasado mes de abril decidió pasar por quirófano en la clínica Montpellier.

"Antes de operarme mis cifras eran de 130 a 140 miligramos de azúcar. Tras la intervención estoy totalmente estabilizado y he dejado de tomar pastillas y de inyectarme insulina", asegura. "También se me ha corregido todo lo que rodea a la diabetes. La operación de me ha dado una calidad de vida total", apunta. "Viajo mucho y tenía que reservar media maleta para todos los medicamentos. Ahora solo tomo una pastilla", dice.

Elevada satisfacción

En su caso el objetivo de la cirugía no fue la pérdida de peso, aunque gracias a ella se ha quitado 23 kilos, sino la corrección de la diabetes que llevaba padeciendo desde hacía más de una década. Cada vez es más habitual que estas intervenciones tengan como meta la acabar con esta patología crónica. Un amigo que se operó se la recomendó y decidió lanzarse a pasar por el quirófano. No se arrepiente. "No lo dude, me dije que adelante. Y es calidad de vida".

La intervención duro poco más de media hora y estuvo en la clínica durante un día y medio, pero los beneficios que ha percibido son muy superiores. "Se lo recomiendo a todo conocido y amigo que me encuentro. De hecho creo que, sobre todo en el caso de la diabetes, estas intervenciones se deberían realizar en el sistema público", asegura.