El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, reaparecía ayer en el ayuntamiento para hacer balance de la visita a Chile, a la asamblea general del Centro Iberoamericano de Desarrollo Urbano (Cideu) de la que regresaba el pasado sábado tras diez días de viaje en el que ha sido más protagonista por anticipar su desplazamiento 48 horas al del resto de la expedición, compuesta por otras tres personas. Ayer, en su balance, destacaba la «estrategia de internacionalización y diplomática» que ha supuesto esta visita oficial, al tiempo que respondía a las críticas de la oposición en el consistorio: «No me he tomado ningún día de descanso y vuelvo muy satisfecho de los días trabajados», aseveró.

«Probablemente me tomé un respiro de cuatro horas de vacaciones», apostilló, después de desmentir la que era la versión oficial que días antes había dado su propio gabinete de comunicación a diferentes medios, respecto al hecho de que su mujer y su hija le acompañaran dos días antes de comenzar la asamblea del Cideu, a la que acudía para confirmar que ostentará la vicepresidencia durante los dos próximos años, y la presidencia en el 2020 y 2021.

El alcalde aseguró que llevaba «una agenda paralela» y las jornadas previas las aprovechó para «visitar al alcalde de Valparaíso», así como para reunirse con «diputados del Frente Amplio de Revolución Democrática» y con responsables de un proyecto de vivienda social que se está desarrollando en Santiago de Chile. «Me gustaría que se pensara más en la ciudad y menos en la intoxicación de la ciudadanía», añadió el primer edil, quien resaltó que invitó a toda la oposición a acompañarle y declinaron su oferta.

Zaragoza parece haberse enganchado a la estela que Barcelona ha escogido para lanzar su proyección internacional, con una marca que, de la mano del proyecto de reconversión de los depósitos de Pignatelli o del Curso de Gestores Iberoamericanos que desarrolla la ciudad, le pusiera en boca de esta red compuesta por 122 ciudades de 22 países. Entre ellas, contó el alcalde, la anécdota de contactar con un municipio argentino llamado Pilar, cerca de Buenos Aires, «que fue fundado por zaragozanos» y que ahora podrían visitar la capital aragonesa y estrechar lazos.

Para el alcalde, «Zaragoza se trae un liderazgo reconocido por Latinoamérica», a través de un Cideu en el que está desde el principio, como socio fundador hace 25 años. Ahora quiere abanderar, dijo, la «renovación a fondo» que se ha emprendido, y hacerlo desde la vicepresidencia y junto a otras ciudades españolas como San Sebastián, Barcelona, Málaga y, desde la semana pasada, también Pamplona. Un «proyecto de ciudad» que «trasciende a este Gobierno y a este alcalde».

Junto a él, el responsable de Urbanismo, Pablo Muñoz, explicó que se han estado usando como referentes proyectos de Zaragoza como el de los depósitos, la tarjeta ciudadana y la de Lazo, o el de Estonoesunsolar, y que se va a colaborar con la ciudad ecuatoriana de Cuenca y con Pamplona en un proyecto de integración del cauce del río en la escena urbana.