«Estoy muy tranquilo. No he actuado nunca con mala intención, todo fue un error y asumiré las consecuencias». El excoordinador de Zaragoza en Común (ZeC), Guillermo Lázaro, regresaba ayer a su despacho del Ayuntamiento de Zaragoza tras unos días «de vacaciones» que solicitó para apartarse del revuelo surgido a raíz de la publicación de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN sobre su viaje personal a Nueva York que cargó en la cuenta del partido. Un pago de 2.814,02 euros que no abonó hasta pasados ocho meses de la llegada de las facturas y seis meses después de disfrutar de su estancia en Estados Unidos con su pareja. Ahora está «a la espera de lo que decida la organización» en la investigación abierta sobre lo ocurrido y «con la conciencia muy tranquila», aseguraba, porque «todo se debe a un error». Y que, en realidad, su «único fallo fue no revisar las cuentas».

Las suyas y las del propio partido, ya que, insistía en declaraciones a este diario, que pagó el dinero «al día siguiente» de detectarse, el 19 de marzo pasado, aunque fue el partido quien se lo notificó, no se dio cuenta él. Rehusaba dar más detalles «porque implicaría a personas que no tienen responsabilidades políticas». Ponía como ejemplo cómo llegaron a sus manos los vuelos abonados a la agencia de viajes Turopa, a través de «una funcionaria del ayuntamiento» a la que también «le llegaron los pasajes por error». Tan solo porque tiene el mismo apellido que él. «Estuve a punto de no poder volar por eso», apostillaba. Esto ha adquirido dimensiones que no esperaba. Y admite que «han sido días difíciles» para él.

Ahora su nombre está en boca de todos, dentro y fuera de la casa consistorial, pero consideraba que ya ha dado los pasos que debía dar, renunciando a su cargo de secretario general de Podemos Zaragoza. Y no se plantea dejar su puesto en el grupo municipal, «salvo que la organización me lo exija». También explicaba que nadie le había llamado desde la comisión que investiga lo ocurrido en Zaragoza en Común, «de momento», para ofrecer su versión Quiere mantenerse «al margen».

Ahora sus funciones en el ayuntamiento han cambiado. Su misión de coordinador la asume José Antonio Pérez González, y él se ocupa de «estar en contacto y atender a las sectoriales que trabajan con ZeC». Una labor de menor calado político para un puesto, el de asesor, que en su caso no ha cambiado, ni en la denominación ni en el sueldo.

Era un día de reencuentros y de recibir, aseveraba, «el apoyo de todos» sus compañeros en ZeC que se encontraba a su paso. Otros se acercaban a su despacho, que sigue siendo el mismo de siempre. Con el alcalde, Pedro Santisteve, afirmaba que no había coincidido, pero le restaba importancia. Sería una cuestión de agenda, pese a que estuvo en el edificio.

Por la tarde, no acudía a la coordinadora de ZeC que, como cada lunes, se reunía con su polémico viaje todavía muy reciente como para obviarlo. Él, por su parte, no iba «pero por un compromiso personal», aseguraba a este diario, no porque tenga que esconderse. Ahora toca recuperar la normalidad, la suya y la de su grupo municipal, que ha cerrado filas con él. Y a la espera de noticias sobre su futuro.