Isaías B.R. se sentó ayer en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Zaragoza por intentar matar a un agente de policía, al que le clavó un destornillador cuando le sorprendió robando un radiocasete en el interior de un coche en el barrio zaragozano del Arrabal, en abril del 2016.

El acusado, para el que la Fiscalía pide 12 años y 3 meses de prisión, asumió la autoría del robo pero negó que su intención fuera matar al agente. «No tiene lógica querer pinchar a un policía, por el radiocasete, solo iba a sacar 50 o 60 euros que eran para quitarme el mono», explicó el procesado. Afirmó que para acceder al coche tuvo que romper una de las ventanillas y subrayó que cuando la Policía le requirió que saliese del automóvil tuvo que hacerlo por el cristal, ya que las puertas no se abrían. Posteriormente, aseguró que soltó el destornillador y trató de escapar montado en su bicicleta, hasta que fue reducido.

Tras el detenido, comparecieron los forenses, que afirmaron que el acusado sí apuñaló al policía. Los expertos valoraron que cuando el inculpado se abalanzó y clavó el destornillador (13 centímetros de parte metálica y 10 centímetros de mango de plástico) al agente en el pecho, le desgarró la camisa y le dañó el chaleco antibalas que portaba. De no haberlo llevado «hubiera habido penetración y la lesión podría haber sido muy grave, incluso pudiendo llegar a causarle la muerte», explicaron los doctores. Asimismo describieron los daños que la puñalada podría haber producido: «Se hubiera perforado el bazo, los intestinos, las venas aorta y cava e incluso haber llegado al corazón».

ACTUACIÓN POLICIAL

Los policías recordaron en su declaración que fueron llamados por un vecino que vio al presunto autor de los hechos montado en una bicicleta con unos guantes de lana, algo «sospechoso» para las fechas que eran, rondando por un aparcamiento de la zona.

Argumentaron que en primera instancia, uno de los agentes abrió la puerta del copiloto para pedirle que bajase del coche y se desarmase. En ese momento, el detenido le propinó un puñetazo que este consiguió esquivar. Tras esto, el otro agente abrió la puerta del conductor para requerirle que saliera, pero se negó. Al forcejear para sacarlo del vehículo el agente notó un «fuerte golpe».Tras esto, el policía se vio obligado a sacar su arma reglamentaria ordenándole que soltara el destornillador, pero el acusado hizo caso omiso y se dio a la fuga en su bicicleta hasta que se cayó y fue reducido por los agentes.

El fiscal, aplicó una agravante de reincidencia sobre el detenido. Estipuló que la pena para el acusado debía ser de 11 años y 4 meses de prisión por intento de homicidio y 11 meses por robo en grado de tentativa. Además, dos meses de multa con la cuota diaria de 6 euros por un delito leve de lesiones.

Por su parte, el abogado defensor, Enrique José de Vicente Baguena ,negó los hechos que se le atribuían a su cliente y pidió su absolución. Por último, y en caso de que la sentencia le fuera desfavorable, instó al tribunal a rebajar la pena hasta los 11 años, 3 meses y un día de cárcel.