Empezó escribiendo historias a título personal, por pura afición, sin una encuadernación profesional. Sin embargo, a Daniel de María, propietario de la farmacia de la localidad de Tabuenca, su familia le animó a imprimir sus novelas. Lo hizo y "gustó", asegura. La lectura es una de sus mayores pasiones y, ante la tranquilidad en la botica que dan los inviernos en este municipio zaragozano, De María se decidió a escribir una segunda obra, pero esta vez con un fin. "Busqué convertir esta afición en algo útil y surgió la posibilidad de los proyectos solidarios", explica.

En el 2013 y con los beneficios de El último arco consiguió financiar el material escolar necesario para todo un año a una escuela de primaria en Tièlèmèkro, en Costa de Marfil. "Llegamos a tener superavit, así que el dinero que sobró se invirtió en otras cosas", recuerda De María. En el 2014 fue el turno de los Los albarelos, cuya recaudación fue para mejorar las infraestructuras de los talleres del Centro Hogar-Escuela para niños sordomudos y con discapacidades en Ciudad Darío, en Nicaragua. "Siempre busco proyectos fuera de España porque mis tiradas son pequeñas y con un euro aquí no se hace nada, mientras que en países desfavorecidos con esa cantidad se puede conseguir cosas", detalla el farmacéutico.

En este 2015, por tercer año seguido, De María se embarcó en la aventura de Sueños de Cristal, una historia de intriga ambientada en el mundo de la radio. "La ilusión ahora es repetir el éxito y alcanzar otro el reto", dice.

El objetivo es recaudar el dinero necesario para la concesión de una serie de microcréditos destinados a la puesta en marcha de pequeñas empresas, principalmente dedicadas al comercio del pescado, la agricultura, el textil y la restauración, en varias comunidades desfavorecidas de Haití. "Se pretende reactivar el sistema productivo de la zona", explica De María.

La novela tiene un precio de 10 euros y se puede solicitar en la web de Farmacéuticos Sin Fronteras, la ONG que colabora con De María. "También se va a desarrollar paralelamente un programa nutricional para casi 750 niños de entre 3 y 5 años, que incluye analíticas, formación básica en higiene y un almuerzo escolar diario", cuenta el farmacéutico aragonés.