Tras varios años de espera, las obras de la nueva cafetería del hospital Miguel Servet de Zaragoza comenzaron ayer con la intención de que el recinto esté listo el próximo verano. Así lo anunció el director del centro y gerente de los sectores I y II, José Manuel Aldámiz-Echevarría, que se congratuló de satisfacer una «demanda de la población».

El Salud ya inició en el 2013 el proceso para acometer el traslado, pero no ha sido hasta ahora cuando han podido iniciarse unas obras que acabarán «en junio o julio, aunque la adjudicataria nos ha dicho que podría ser incluso antes», indicó Aldámiz-Echevarría.

El recinto se instalará en las antiguas cocinas del hospital, entre el hospital de Maternidad y el General, y duplicará la superficie de la actual cafetería. Así, pasará a tener una superficie de 1.200 metros frente a los 550 actuales, aunque durante el periodo de realización de las obras la cafetería continuará abierta.

Los trabajos van a ser ejecutados por la empresa adjudicataria del servicio, Mediterránea de Cátering, con un compromiso de inversión de 1,6 millones de euros para un proyecto redactado por el Salud.

La nueva área de restauración albergará además de una cafetería para los usuarios, otra para el personal del centro sanitario y una zona de elaboración, almacenaje y limpieza.

TRASLADO

Las obras han obligado a trasladar el área de hemodiálisis, que se encuentra justo encima. A partir de ahora, este servicio se ubicará en la segunda planta del hospital General «de forma que se pueda disponer de una planta de seguridad para evitar molestias y barrera ante posibles contaminaciones», subrayaron ayer desde el Salud.

Cuando concluyan los trabajos, el área de hemodiálisis volverá a su sitio inicial. «Agradecemos mucho la comprensión de los pacientes, a los que he tenido que llegar a pedir disculpas porque habíamos intentando tres veces el traslado, con las molestias pertinentes», expuso el gerente.

El nuevo servicio vendrá a paliar las numerosas carencias del actual, que se remonta a los años 70. Las deficiencias en cuanto a barreras arquitectónicas y de seguridad han provocado numerosas quejas de colectivos y formaciones políticas en los últimos años. «La nueva instalación es muy demandada tanto por los familiares de los pacientes como por los propios trabajadores», añadieron fuentes del Salud.