Los ganaderos de la Ribagorza y de otras zonas del Pirineo aragonés están inquietos por la próxima suelta en Cataluña de otro oso durante este mes de mayo. El nuevo plantígrado llegará en los próximos días, procedente de Eslovenia. Será un macho joven, de entre 5 y 6 años, que buscará destronar al poderoso Pyros y acabar con los problemas de consanguinidad de la población de osos de la zona. El lugar exacto de su liberación se mantiene en secreto, aunque fuentes del proyecto han confirmado que será en la comarca catalana del Pallars.

Para Guillermo Palomero, el presidente de la Fundación Oso Pardo, una de las entidades que forma parte del proyecto Piroslife, los últimos ataques son hechos aislados. "Estamos haciendo un esfuerzo importante para mejorar la cohabitación entre el ganado y los osos y por estos incidentes no paralizaremos el proyecto", apunta, a la vez que asegura que a los ganaderos del Pirineo se les ofrece la posibilidad de aplicar varias medidas de seguridad, sin coste alguno, para evitar asaltos de plantígrados. La agrupación de rebaños por la noche, vigilados por un pastor y perros de guardia, o los cercados electrificados son algunas de ellas.

Pero los ganaderos dicen que hasta aquí han llegado. Están cansados, dicen, de los ataques y de que tras sufrir los daños la Administración se cierre en banda para no pagar las indemnizaciones establecidas. Aseguran que en la mayoría de los casos, al no poder demostrarse que el autor de los daños es un oso, no cobran las ayudas. Además denuncian que las compensaciones son bajas.

Los sindicatos ganaderos de Aragón y Cataluña señalan que actualmente hay en el Pirineo 36 plantígrados censados, aunque podrían ser más. Y afirman que los habitantes del territorio tienen miedo.

Según Joan Guitart, responsable del sindicato de las comarcas de montaña, "es complicado convivir con estos animales, ya que no sabes cómo reaccionarán". Sabe de personas que han dejado de ir a buscar setas por miedo a dar con un oso e incluso, explica, conoce a familias que se lo han encontrado cara a cara. Y alerta: "Algún día tendremos un susto".

En la Ribagorza, mientras tanto, temen que el ejemplar que se va a soltar pueda llegar a su territorio, pues los osos acostumbran recorrer grandes distancias y no se suelen asentar en un paraje concreto. Este nuevo problema se añade a las visitas que, esporádicamente, realizan los ejemplares que se mueven por la vertiente francesa.