Más de 30 años de antigüedad. Una profesión que pasa de padres a hijos. Desde hace años, el mercadillo del coleccionismo de Zaragoza se instala los domingos y los días festivos en los porches de la plaza San Francisco, durante toda la mañana. Este año, los 25 puestos se enfrentan a una renovación de licencias impuesta por el Ayuntamiento de Zaragoza. Como consecuencia, muchos vendedores se están quedando por el camino.

Hasta ahora, alrededor de seis coleccionistas han decidido abandonar ya su puesto porque no pueden hacer frente a los requisitos que se les exigen, según explican los vendedores. La nueva normativa a parte de "arrasar" la actividad, también está generando enfado y malestar entre aquellos que, de momento, sobreviven a la legislación.

La ley exige a los comerciantes regularizar su situación tributaria y la seguridad social. Esto les supone pagar unos 150 euros mensuales aproximadamente, frente a los que 36 euros por trimestre que han abonado hasta ahora. El gran aumento de los costes está siendo un gran golpe para estos mercadillos cuya ganancias, al día, no supera un puñado de euros al día.

Los vendedores estiman que en un año desaparecerá por completo el mercadillo. Según explican fuentes del ayuntamiento los comerciantes todavía están en el plazo que se les dio para renovar las licencias, "pero más de 4 o 5 ya se han dado de baja porque no pueden hacer frente a la nueva normativa".

Desde el consistorio defienden la medida porque la consideran fundamental para que se cumpla tanto la normativa estatal como la autonómica. Aclaran que esta decisión atiende a una resolución del Gobierno de España sobre la regulación de las actividades económicas en cada municipio.

"La venta ambulante ha cambiado en nuestros días. Es normal que a los mercadillos se les pida algo más que antes porque se ha modificado la temporalidad de ventas. A nosotros Hacienda nos pide un cierto rigor y regulación de esta actividad comercial y, por ello, debemos exigirles a los vendedores ambulantes ciertos requisitos", indican desde el consistorio. Añaden, además, que cada mercadillo de la ciudad cumple con un reglamento específico y debe pagar unas tasas económicas.

En el lado contrario, los vendedores rechazan las nuevas reglas, que tachan de "injustas" e "innecesarias". Además, lamentan que desaparezca un negocio que con una dilatada historia en la ciudad. Los 25 puestos de venta de postales, sellos, monedas y otros artículos están regentados por jubilados y por coleccionistas que no buscan obtener un beneficio. La mayoría de ellos, lleva más de 30 años en la plaza San Francisco. De hecho, lo consideran más "una afición" que un negocio porque no buscan lucrarse con las ventas

Así, los comerciantes han pedido al ayuntamiento que sea más flexible y que no les exija pagar unas tasas económicas que no son equiparables con sus ganancias. Si la situación no cambia, auguran, el mercadillo del coleccionismo tiene "los días contados".