La constructora Brial, actual propietaria de los suelos de la antigua factoría de Averly en Zaragoza, ha suscrito un acuerdo de colaboración con la Fundación Basilio Paraíso y la Confederación de Empresarios de Zaragoza (CEZ) para impulsar de nuevo la creación del futuro Museo de la Industria de Aragón en la capital. Tras el intento fallido, hace años, de habilitarlo en la vieja fábrica de Schindler, en el barrio de Las Fuentes, ahora se plantea llevarlo a cabo en la fundición del paseo María Agustín. Y se pretende hacer en una operación a cuatro bandas en la que el ayuntamiento de la ciudad tendrá la llave para desarrollarlo.

El pasado día 3 se firmó este acuerdo de colaboración en el que, no hay que obviarlo, el Ayuntamiento de Zaragoza no plasmó su firma. Quizá porque la clave de que este museo sea realidad pasa por renunciar a parte de los aprovechamientos que le corresponden por ley cuando se levanten en los suelos de Averly las 200 viviendas que incluye el plan especial que está pendiente de aprobación definitiva. Sus más de 20 pisos, correspondientes al 10% que le pertenece, servirían para costear las obras de rehabilitación de la antigua nave de ajustes, catalogada por Patrimonio y que se salvará del derribo, y donde hoy todavía permanecen muchos de los bienes muebles, también protegidos y de un importante valor patrimonial.

No se ha elaborado un proyecto de rehabilitación y acondicionamiento de esta nave, ubicada a escasos metros de la residencia de los Averly y de la puerta principal en el paseo María Agustín, pero los propios técnicos de Brial ya estimaban en torno a 1,5 millones de euros el coste de su recuperación, junto a la del jardín decimonónico contiguo que se cederá como zona verde al consistorio. Así que Brial ejecutaría los trabajos necesarios, a coste cero para la ciudad, o no, porque conlleva renunciar a esa veintena de pisos en la zona.