A duras penas se había recuperado Zaragoza de la brutal tromba de agua que la golpeó el pasado sábado cuando ayer, de nuevo, otra tormenta de gran violencia descargó en sus inmediaciones y provocó la paralización del aeropuerto, con retrasos de más de cinco horas del vuelo de Londres y más de 150 viajeros afectados. Más de 30 litros por metro cuadrado en solo dos horas tuvieron la culpa.

El avión que debía recogerlos a las 17.00 horas no pudo aterrizar por el mal estado de la pista, completamente cubierta de agua, y acabó siendo desviado a El Prat de Barcelona. Los viajeros, tras cinco horas de espera, acabaron siendo trasladados por Ryanair en autobús hasta la capital catalana, igual que hicieron con los que debían aterrizar en Zaragoza a las cinco de la tarde. Además, la terminal donde aguardaban noticias de su vuelo, acabó encharcada por la abundante agua que entraba por las puertas. Incluso tuvieron que llevarles a la planta superior del edificio ante la imposibilidad de achicarla.

BARRO Y ACHIQUES // Muy cerca del aeropuerto, la lluvia torrencial también causaba estragos en Garrapinillos. Los Bomberos de Zaragoza tuvieron que acudir a auxiliar a una familia porque el acceso a su vivienda, en el camino de Bárboles, había quedado inundado. La calzada, a la altura del número 457, presentaba importantes socavones y la Policía Local acudió para señalizarlo y evitar posibles accidentes.

Fue lo más destacado de un nuevo episodio tormentoso que sacudía a la capital aragonesa apenas unas horas después de que la ciudad despertara llena de barro y de locales y garajes inundados tras la fuerte tromba que descargó el sábado casi 40 litros de agua por metro cuadrado en menos de media hora. La avenida Navarra o la Ronda de Boltaña, así como de la estación intermodal de Delicias, o la línea del tranvía en Parque Goya aún mostraban rastros de los daños. También el parque Tío Jorge, con la 27mayada ya suspendida, amaneció con grandes charcos.

Zaragoza intentaba reponerse y los Bomberos, también. Su jornada de sábado se prolongó hasta las dos de la madrugada de ayer, con un total de 59 salidas en ocho horas. Para realizar achiques en el centro y barrios como Delicias y Actur. También para sanear cornisas que se rompieron por la tromba de agua y granizo. Y para retirar los árboles abatidos por la tormenta.

En la avenida Navarra, los conductores limpiaban el barro de varios coches aparcados, fuera y dentro, y los daños en la calzada eran visibles. También la Ronda de Boltaña, donde se cortó un carril por el arrastre de tierra.

Fuera de Zaragoza, los mayores daños los vivió Uncastillo, en Cinco Villas, donde el río Riguel se desbordó y arrastró a su paso una pasarela peatonal.