Varias asociaciones contrarias al recrecimiento del embalse de Yesa han denunciado que siguen apareciendo grietas en la ladera derecha del pantano, donde se apoyará la futura presa. Coagret, la iniciativa ciudadana Yesa+No y la Asociación Río Aragón sostienen que, contra lo que asegura por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE),el deslizamiento de esa parte no se ha detenido.

La afirmación de las entidades que se oponen a aumentar la capacidad de embalse de Yesa contrasta con el hecho de que la semana pasada la CHE autorizara el regreso de nueve de las 60 familias que el pasado mes de febrero fuero desalojadas de las dos urbanizaciones existentes en el flanco derecho del pantano.

La Confederación dio entonces garantías de que el corrimiento de la ladera se había parado tras la realización de una serie de trabajos consistentes en descargar el peso de la falda de la montaña y reforzar su estabilidad.

Sin embargo, para los opositores al embalse recrecido, que a mediados de este mes convocaron una manifestación contra Yesa en la localidad navarra de Sangüesa, las afirmaciones de la CHE constituyen unas "declaraciones triunfalistas" frente a las que "se impone la realidad y que el deslizamiento de la ladera no se detiene". "Se desconoce el carácter geológico de la cerrada y el volumen deslizado es enorme", en torno a los cinco hectómetros cúbicos de tierra", según las entidades, que emitieron un comunicado en el que explican su punto de vista sobre el problema.

"Tanto las condiciones meteorológicas", marcadas últimamente por la frecuencia de las lluvias, "como la explotación de la presa o las propias obras pueden reactivar el deslizamiento", señala la nota, que agrega que "pese a no saber el momento en el que esto ocurrirá, si mañana o dentro de 50 años, es una grave temeridad arriesgarse a lo que pueda ocurrir si se reactiva".

Por este motivo, Coagret, Río Aragón y Yesa+No exigen que se aparte de sus cargos al presidente de la CHE, Xavier de Pedro, y a los directores de la obra.