Un proyecto aragonés, liderado por la Universidad de Zaragoza, pretende paliar el fracaso escolar a través de las nuevas tecnologías. Este curso se va a experimentar con alumnos de algunos centros de Secundaria de los barrios de San José o de La Paz y de varias zonas rurales, y si los resultados son buenos sus creadores consideran que el modelo podría ser aplicable a otras comunidades autónomas e incluso a otros países.

El responsable de la investigación ha sido el profesor de la universidad Santiago Molina, quien ha contado con el apoyo informático de la empresa Centro de Cálculo Bosco. Molina compareció en rueda de prensa en el Paraninfo para exponer su proyecto y destacó la preocupación de la comunidad educativa internacional por el fracaso escolar: "Es un fenómeno crónico de casi todos los sistemas educativos y está comprobado que los instrumentos que han puesto en marcha los gobiernos no dan los resultados esperados".

Por eso, el equipo de investigadores ha analizado las necesidades de los alumnos de la ESO con más problemas para seguir el ritmo de las clases y ha confeccionado 120 unidades didácticas de Matemáticas, Lengua e Inglés con las últimas innovaciones tecnológicas.

CONTRA LA DESMOTIVACION "Se trata de intentar atraer a los estudiantes desmotivados a través de un método diferente. No se trata de hacer lo mismo que en clase pero en un ordenador", subrayó Molina, quien detalló que espera probar estas unidades con alumnos de algún centro de San José o La Paz y de otras localidades, como Epila, Caspe y Alcolea de Cinca.

De momento se utilizaría el proyecto como una actividad de refuerzo, aunque sus impulsores creen que se podría introducir en el transcurso habitual de las clases. De todas formas, Molina resaltó: "Las nuevas tecnologías, por sí solas, no hacen milagros. Lo importante sigue siendo intentar motivar a los alumnos".

Miguel Angel SAnchez, gerente del Centro de Cálculo Bosco, calificó este proyecto como "una apuesta importante de Aragón por las nuevas tecnologías contra el fracaso escolar", por lo que la empresa apoyará la comercialización del producto si da buenos resultados.

Esta iniciativa cuenta con la financiación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, ya que según Gerardo Sanz, director de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación al Servicio de la Empresa (OTRI) de la Universidad de Zaragoza, "la Consejería de Educación no quiso tomar parte en ella".

Aun así, Sanz no cerró las puertas a la DGA: "Si quiere colaborar en una segunda fase, estamos dispuestos a llegar a un acuerdo".