Las casualidades, a veces, suceden. El nuevo Arquitecto Técnico del Servicio de Edificios Provinciales de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ), Pedro Joaquín Navarro, es el hijo del jefe del servicio de este área, también llamado Pedro Navarro, según confirmaron fuentes internas de la Diputación.

La convocatoria del concurso-oposición se publicó en el Boletín Oficial de la Provincia de Zaragoza (BOP) el pasado 24 febrero. En ella se emplazaba la plaza para la cobertura urgente con carácter de interino para cubrir una vacante en la plantilla perteneciente a la escala de Administración Especial del grupo A2.

El nuevo arquitecto de la DPZ obtuvo una puntuación de 15,295. La nota máxima de la convocatoria. El segundo aspirante alcanzó los 12,530 puntos.

El Tribunal Calificador estaba compuesto por cuatro personas. Según informaron fuentes internas de la Diputación, una de ellas es miembro del Servicio de Vías y Obras, y las otras tres son técnicos dependientes del jefe del Servicio de Edificios Provinciales, es decir, del padre del elegido.

Fue el 19 de junio cuando la Secretaria del Tribunal, Cristina García, aprobó la designación de la plaza para el hijo del director del área de la DPZ.

EL SISTEMA DE ELECCIÓN El sistema de elección fue mediante concurso-oposición que consta de una fase de concurso no eliminatoria y de otra de oposición en la que se deben superar dos ejercicios, en este caso, de caracter eliminatorio.

Fue precisamente en la parte práctica donde Pedro Joaquín Navarro superó en nota al segundo aspirante. Obtuvo un 8,15 sobre los 5,60 de su rival

El casillero de méritos aportados de Navarro se quedó a cero. En experiencia profesional no ganó ni ningún punto y en formación 0,375. En cambio, su contrincante acumuló 1,700 en esta fase: 0,700 en experiencia y 1 en formación.

Atendiendo al texto de la convocatoria, en el apartado de experiencia profesional se valoraba haber trabajado o prestado algún servicio anterior en la Administración Pública como funcionario en cualquiera de sus escalas. En cambio, en el ámbito de la formación, el Tribunal puntuaba según las acciones formativas del alumno directamente relacionadas con el puesto de trabajo de la plaza.