La sede de la asociación de disminuidos psíquicos Adislaf, en la localidad de Caspe, ha sufrido un nuevo acto vandálico. Fue en la madrugada del miércoles al jueves, el último día de las fiestas y no es el primero que tiene que soportar esta entidad, que actúa también en otros puntos de Aragón, pero sí el que ha ocasionado los daños más cuantiosos, ya que se estiman en unos 30.000 euros.

Un vecino escuchó ruidos de cristales y, al salir a la calle, vio a dos jóvenes alejándose. Llamó a la Policía Local, que notificó el suceso a la asociación al día siguiente: la fachada del recinto lucía grandes huecos, ocasionados por el impacto de bloques de hormigón y piedras que podían alcanzar los 30 kilos. El centro se encuentra ubicado en la calle Domingo Ram, una zona frecuentada por adolescentes que, en esta ocasión, causaron desperfectos de tal gravedad que fue necesario precintar los boquetes abiertos -como se aprecia en la imagen- ya que se podía acceder al local a través de ellos. «Nos sentimos muy desprotegidos en esta zona», señalaba José Francisco López, gerente de la asociación. Con este motivo, ayer se celebró una reunión con el alcalde de Caspe, al que la entidad trasladó la urgencia de instalar una cámara de vigilancia que disuada a futuros vándalos. El alcalde les comunicó que desde el consistorio harán todo lo posible, a pesar de no contar actualmente con el presupuesto necesario.

Desde la asociación creen que es una cuestión de seguridad ciudadana. «Entendemos que es más un trabajo institucional, del Ayuntamiento de Caspe y del Gobierno de Aragón, ya que es una cuestión de erradicar el vandalismo en general», afirmaban.