Hace apenas dos semanas el bilbilitano Cosme Martínez estaba ansioso por conocer Turquía, pero hoy ya no quiere saber nada del país otomano. Su hermano Diego lleve varios días en prisión provisional en la ciudad de Antalya por haber cogido dos piedras en unas ruinas romanas de Capadocia y lo peor de todo es que, previsiblemente, seguirá recluido hasta que se celebre el juicio dentro de unos 30 días. "Tengo muy claro que no volveré nunca a Turquía y creo que a mi hermano también se le han quitado las ganas", comentaba ayer Cosme, que considera desproporcionado todo lo que está ocurriendo.

Más si cabe teniendo en cuenta que ninguno de ellos sospechaba que las dos piezas de mármol pudieran tener algún tipo de valor cultural o artístico. "Ha sido un auténtico mazazo porque al principio no esperábamos ni que tuviera que pasar una noche en el calabozo", explicaba Cosme.

Ahora, lo único que quiere es acortar los plazos lo máximo posible y poder ver a su hermano. La última vez que habló con él fue el jueves ya que solo le permiten verlo un día a la semana, aunque ya se han puesto en contacto con la embajada de España en Turquía para intentar suavizar el régimen de visitas. "Solo nos dejaron hablar a través de un cristal con un telefonillo y yo tengo ganas de darle un abrazo y tranquilizarle", indicaba Cosme, que subrayaba que lo que más rabia le da es la sensación de impotencia: "A mí me gustaría correr y aquí todo hay que hacerlo andando".

Sin embargo, es consciente de que no puede hacer mucho más. "Esta semana ha sido difícil porque he estado casi todo el rato encerrado en la habitación del hotel y tampoco tengo a nadie para desahogarme", lamentaba. Por suerte, eso está a punto de cambiar ya que su mujer estaba viajando ayer hacia Turquía. "Ella y mi tía vinieron también al viaje, pero se fueron el pasado lunes porque nos dijeron que no tenía sentido que nos quedáramos todos. Ahora espero su vuelta como agua de mayo", reconocía el joven bilbilitano de 33 años.

Su esposa estará con él hasta el próximo 8 de abril y lo que aún no tiene muy claro Cosme es si regresará con ella. "Si al menos me dejan ver a mi hermano una vez cada dos días me quedaré, pero si el régimen de visitas se mantiene como está me iré porque aquí lo único que hago son nervios", indicaba.

A casi 3.000 kilómetros

Otra de sus mayores preocupaciones es su madre, que a casi 3.000 kilómetros de distancia arde en deseos de ver a sus dos hijos. "Está muy respaldada, pero lo está pasando mal porque ella no ha podido hablar con mi hermano y solo sabe de él lo que yo le cuento; incluso se planteó venir hasta aquí", explicaba ayer Cosme, que por lo menos no está teniendo problemas en el aspecto laboral: "Mi mujer y yo tenemos una correduría de seguros en Calatayud, así que como somos autónomos no tenemos esa presión añadida".

Aunque ahora mismo es lo menos que le importa, la "pesadilla" que están viviendo en Turquía les está suponiendo un desembolso importante de dinero. "Tuvimos que contratar un abogado y un intérprete porque aquí no todo el mundo habla inglés, así que no está saliendo barato", reconocía ayer Cosme.

Sin duda, lo que más le anima son las muestras de cariño que están recibiendo de sus amigos y de todos los bilbilitanos, un apoyo que Cosme agradece "enormemente". Ayer, precisamente, Calatayud acogió una concentración en la que familiares y vecinos de Diego, que tiene 27 años y es conductor de ambulancia, pidieron que se agilice su liberación. Durante el acto, los asistentes portaron pancartas en las que se podía leer Libertad para Diego.