Un zaragozano se sentará próximamente en el banquillo por el maltrato continuado al que sometía a su pareja y a los hijos de esta, y que culminaron a finales de noviembre con una agresión en la que el hombre llegó a obligar a su hijastra a llevarle un cuchillo con el que matar a su madre. Finalmente no llegó a hacerlo, pero los repetidos episodios de amenazas y lesiones merecen, para el fiscal, penas que suman ocho años de prisión. Curiosamente la propia víctima, personada como acusación particular, pide la mitad.

Según recoge el ministerio público, el acusado, J. M. R., vivía con su pareja y los tres hijos de esta en una casa de una localidad zaragozana. La tarde del 28 de noviembre del año pasado, comenzó a amenazar a la niña con darle una paliza «como la otra vez», en referencia a agresiones anteriores, y cuando su pareja le preguntó si iba bebido comenzó a llamarla «puta y zorra», amenzando con que la iba a matar.

Finalmente la agarró de los pelos y obligó a la niña que fuera a la cocina y le trajera un cuchillo, lo que esta hizo, y amenazó a ambas con matar a la otra, acercando el cuchillo a la mujer a la cara y el suelo. Finalmente dejó el arma y cogió una tableta electrónica, con la que golpeó repetidamente a la mujer, mientras las cuchilladas las dirigía a la pared y el sofá hasta que dobló el filo. Acabó tirándoselo a la niña, y siguió golpeando y zarandeando a la mujer y a dos de sus hijos, prohibiéndoles salir de casa.

La Fiscalía también recoge agresiones anteriores, como la citada paliza a la niña, episodio en el que también agredió a la madre cuando intentó defenderla. Así como otra paliza a la madre de la que los menores no fueron testigos directos, pero sí la escucharon desde otra habitación.

El ministerio público considera que el hombre cometió seis delitos de lesiones (los tres de la última agresión, a la madre y dos hijos, dos de la paliza de un mes antes y otro de la anterior), que individualiza, y dos de amenazas, por los que pide penas que suman ocho años. Como mucho pasaría cuatro y medio encerrado, al aplicarse la refundición de condenas, que limita el cumplimiento efectivo al triple de la mayor pena impuesta (en este caso 18 meses, según el fiscal).

Para la acusación particular, los hechos constituyen delitos de lesiones y uno continuado de amenazas, por los que reclama cuatro años de cárcel, y ambas acusaciones coinciden en solicitar una indemnización de 200 euros. El acusado está en libertad, pero la mujer y sus hijos se trasladaron a otra comunidad y el juez impuso como medida cautelar la prohibición de que el hombre entre al municipio donde viven.