La obsolescencia programada, aquellas medidas que hace que los aparatos o artículos dejen de funcionar antes de su ciclo natural del vida, es algo más que un mito urbano. La Comisión Europea aprobó ya en el 2013 un dictamen por el que se pedía que los países dictaran leyes contra esa especie de muerte prematura. Solo Francia lo cumplió. Ahora en España varios grupos reclaman a los partidos políticos que se legisle contra la escasa durabilidad de los aparatos electrónicos, porque denuncian que han sido diseñados para durar cada vez menos, sea porque los materiales empleados son cada vez peores o porque se hayan programado (en el caso de los electrónicos) para que tengan fallos una vez pasada la garantía.

La fundación Feniss, que da un sello de calidad a empresas que quieren ser certificadas contra la obsolescencia programada, organiza un debate con colectivos en pro de la economía sostenible y representantes de partidos políticos para pedirles propuestas contra esta práctica. Unas medidas que ya habían reclamado anteriormente las asociaciones de consumidores OCU y Facua.

NUEVA NORMATIVA

"Es muy complicado denunciar un caso de obsolescencia programada porque es casi imposible de demostrar", afirma el director general de Protección de Consumidores y Usuarios de Aragón, Pablo Martínez. Las leyes actuales protegen a los consumidores obligando a los fabricantes a respetar las garantías de dos años, y lo más importante, deben comprometerse a poner a la disposición del usuario piezas de repuesto, incluso cinco años después de que el producto deje de fabricarse. "Quizá el momento de reemplazar la pieza de un pequeño electrodoméstico o de un aparato tecnológico sea la cuestión más complicada para el usuario, porque no es fácil ni barato", sostiene Martínez.

Otra de las cuestiones que se le plantea en algún momento al consumidor es qué hacer cuando debe comprar un producto nuevo: elegir el más barato (que normalmente es de un fabricante extranjero) o uno más caro pero cuya empresa está más cercana y localizada.

"Siempre recomiendo la segunda opción porque, aunque sea más costoso, nos asegura que podremos contactar con el fabricante, y estaremos amparados bajo la ley española y europea", opina el director general de Protección de Consumidores.

También aconseja la compra en una tienda física antes que por internet. "Es mucho más fácil si conocemos previamente al vendedor y si podemos trasladarnos en cualquier momento al establecimiento para cualquier duda o queja".

Pero no solo los aparatos electrónicos o los electrodomésticos son susceptibles de sufrir obsolescencia programada. La ropa, las bombillas o los muebles también duran menos por los materiales que se utilizan. "No hay nada que indique que existe la obsolescencia programada, pero sí es cierto que hay productos que pueden fabricarse con más larga vida, aunque los cambios tecnológicos y el coste de los materiales lo desaconsejen", explica Gonzalo Torralbo, secretario general de Recyclia, plataforma de la industria tecnológica para el reciclaje.

Un informe del Comité Económico y Social Europeo, un órgano consultivo de la UE, sostiene que las ventas aumentan el 56% si un producto se etiqueta como "de larga duración". En el caso de España, el 16% de los consumidores afirma que pagaría más por un móvil si les garantizaran que durará más y el 44% pagaría 100 euros más por un lavavajillas que durara al menos dos años más.

FABRICANTES QUE NO CUMPLEN

Los fabricantes de electrodomésticos niegan que exista la obsolescencia programada y apelan a los controles de calidad y a las homologaciones que han de pasar sus productos. "Otra cosa son las importaciones con marcas desconocidas que colocan productos a precios irrisorios, incumpliendo muchas veces la legislación y la seguridad industrial. Cada semana nosotros denunciamos una decena de productos ante consumo", afirma el secretario general de la Asociación Española de Fabricantes de Pequeños Electrodomésticos (Fape), Jesús Sevil. "La ventaja que tenemos los grandes fabricantes es que quienes compran aparatos de tan mala calidad no repiten".

Sevil sostiene que el 80% del pequeño electrodoméstico que se utiliza en las casas en España tiene más de doces años, cuando a partir de ocho se considera que un producto es "histórico". Y explica una peculiaridad: "Hay un efecto tesoro, que es guardar el aparato antiguo cuando te compras uno nuevo esperando usarlo como reemplazo, pero cuando lo vas a usar ya no funciona".

RENOVACIONES POR AYUDAS

Los fabricantes de grandes electrodomésticos, agrupados en la Asociación Nacional de Fabricantes de Electrodomésticos Línea Blanca (Anfel), sostienen que las secadoras, lavadoras y lavavajillas tienen un uso diario mayor que hace unos años. "Antes la lavadora se ponía en marcha en los hogares una vez a la semana y actualmente se puede llegar a utilizar de media tres o cuatro veces por semana", afirma el director general de la Anfel, Alberto Zapatero.