Demasiada presión como para seguir al frente del Servicio Aragonés de la Salud (SAS). La situación judicial de Tomás Tenza, para quien la Fiscalía pide 6 meses de prisión y 12 años de inhabilitación para cargo público (no 10, como ayer se publicó por error) por los supuestos delitos de prevariación y acoso laboral durante su etapa al frente del Complejo Asistencial de Burgos, se ha hecho insostenible para el Gobierno de Aragón. A su consejero de Sanidad no le quedó ayer más remedio que forzar la salida del responsable de un organismo que, por las competencias que tiene, es buque insignia del departamento.

Tras meses de soportar la carga que ha supuesto contar en su equipo con una persona imputada, Ricardo Oliván decidió ayer prescindir de Tenza. Lo hizo tras el encuentro que ambos mantuvieron a mediodía, si bien el relevo no tendrá carácter inmediato. Según fuentes del departamento y con objeto de garantizar una "transición suave", el "cambio", como en todo momento fue denominada la medida, se ejecutará "en el primer o segundo consejo de Gobierno de enero".

CUESTIÓN DE AUTORIDAD Las mismas fuentes explicaron que la situación procesal del todavía director gerente del Salud "compromete la imagen del servicio y de la propia consejería, que están por encima de cualquier persona". Desde el departamento se entiende, además, que las circunstancias podrían hacer que Tenza no gozase de la "autoridad suficiente" para liderar las acciones propias de un servicio tan importante como el SAS. "El consejero ha visto que la imagen del departamento y del Salud se estaban viendo deterioradas", añadieron esas fuentes.

Desde Sanidad se esforzaban ayer en subrayar que la destitución no supone, en todo caso, una pérdida de confianza en la gestión de Tenza. De hecho, la aspiración de Ricardo Oliván es que "quien le sustituya --no ha trascendido el nombre-- siga la línea" que ha marcado el todavía director gerente del Servicio Aragonés de la Salud. En el departamento se le considera, por ejemplo, el verdadero factótum y gran impulsor de las 400 medidas con las que, de aquí hasta el año 2015, el Ejecutivo autonómico pretende mejorar y hacer más eficaz la sanidad pública en la comunidad, aun en medio de los recortes presupuestarios y los impopulares decretos que, en su mayor parte, han venido impuestos por el Gobierno de Mariano Rajoy.

Licenciado en Medicina y funcionario del Cuerpo de Médicos Inspectores, Tomás Tenza atesora una amplia experiencia en la gestión de servicios sanitarios, el último de ellos, en el Complejo Asistencial de Burgos, donde, antes de recalar en la estructura del Departamento de Sanidad de la DGA, sucedieron los hechos por los que será juzgado.

Al frente del Servicio Aragonés de la Salud ha estado desde agosto del 2011, es decir desde que el Gobierno PP-PAR tomó las riendas del Pignatelli. Ha sido la cara del departamento a la hora de negociar con los sindicatos la aplicación de las nuevas medidas, muchas de ellas muy contestadas, hasta el punto de que en septiembre de este año los sindicatos médicos convocaron una huelga, que no llegó a tener lugar. Este mismo martes, estos sindicatos pidieron la dimisión de los "cargos del Salud", entre otras cosas, por las consecuencias que tiene la modificación que el departamento quiere hacer de la atención continuada en los centros sanitarios.

SEGUNDO DESPIDO La de Tenza no es la primera salida que se produce en el departamento que dirige Ricardo Oliván. En noviembre, el consejero ordenó la destitución de Francisco Peña como responsable del Instituto Aragonés de Servicios Sociales. Entonces, el consejero adujo la necesidad de imprimir un "cambio de rumbo" a este organismo y nombró en su lugar a la, hasta entonces, directora general de Bienestar Social y Dependencia, Cristina Gavín.