La banda que entre octubre del 2016 y enero del 2017 desvalijó decenas de trasteros de la capital aragonesa se sentó ayer en el banquillo de la Audiencia de Zaragoza. Las múltiples pruebas que había contra ellos como las vigilancias policiales, las grabaciones de las cámaras de seguridad o las huellas dactilares en los garajes llevaron a los cuatro acusados a admitir los hechos y así evitar una pena de hasta seis años de prisión.

De esta forma, José Antonio Royo será condenado a cuatro años de prisión; José Enrique Mañas a tres años y medio, y a dos años de cárcel Javier Asensio y Alberto Verdura, respectivamente. Sus abogados defensores, Olga Oseira, Javier Checa, Rosa Cebolla y José Luis Martínez, solicitaron al tribunal provincial que suspendiera la condena, a la que accedieron los magistrados con respecto a Asensio y Verdura cuando reciban sus antecedentes penales actuales. Con respecto a sus compañeros de banquillo, la Audiencia Provincial de Zaragoza respondió de forma negativa. Entre los cuatro acusados deberán indemnizar a los perjudicados en 5.644 euros tanto por las cosas robadas como por los daños causados en los trasteros.

CENTRO DE OPERACIONES

El Grupo de Robos de la Jefatura Superior de Policía de Aragón desarticuló a este grupo que, según las investigaciones, no actuaba de forma organizada en la que cada uno de ellos cumplía un papel, sino que todos se beneficiaban de los golpes que daban. No obstante, tenían un centro de operaciones en común en la calle Rocasolano, en el barrio zaragozano de San José, donde los agentes intervinieron buena parte del botín.

Cuando cometían los robos, los encausados no iban todos juntos, sino que se distribuían en parejas. Desvalijaron los trasteros de siete comunidades de vecinos situadas en las calles Cesáreo Alierta, Sanclemente, Cáceres, Madre Sacramento, Cristóbal Colón y José Luis Borau. Según los agentes, los cuatro delincuentes no eran muy selectivos a la hora de robar, si bien su preferencia eran las bicicletas y los aparatos electrónicos. No obstante, en alguna ocasión se apoderaron de comestibles, un ajedrez y obras de literatura.

Los acusados utilizaban el método del apalancamiento para doblar las puertas o romper por presión las cerraduras de los trasteros. Buena parte de los bienes que sustrajeron pudieron ser recuperados por el Cuerpo Nacional de Policía, si bien algunos ya habían sido vendidos en el mercado de segunda mano. Siempre actuaban durante la madrugada para evitar ser sorprendidos por los vecinos.