Un grupo de vecinos de la localidad turolense de Cretas se opone firmemente a la construcción de una depuradora a menos de cien metros del casco histórico del municipio. Consideran que el proyecto, en fase de alegaciones, genera un gran impacto tanto visual como ambiental, al tiempo que provocaría un agujero en las arcas públicas dado su elevado coste, tanto por su construcción como por su mantenimiento y el elevado impuesto que deberían asumir cada año los vecinos de este pueblo de poco más de 500 habitantes.

Agustín Riba es el presidente de la Asociación de Vecinos y Vecinas de Cretas, una entidad formada por unos 90 socios que abandera la oposición a este proyecto, que inicialmente se iba a instalar a 1,6 kilómetros de la localidad y que tras una rescisión del contrato con la contratista inicial y una modificación, se instalará prácticamente al lado del municipio.

Este colectivo ha presentado alegaciones, en contra de la voluntad del consistorio, firme defensor de la construcción de esta depuradora, al igual que el Instituto Aragonés del Agua (IAA), dependiente del Gobierno de Aragón. La asociación ha denunciado presiones del ayuntamiento.

"Se ha elegido una depuradora de aireación prolongada que cuesta 1,2 millones de euros y con un mantenimiento anual de unos 250.000 euros, algo totalmente desproporcionado e inasumible para un pueblo de apenas más de 500 personas", indica Ribas, quien añade que "a través de la recaudación del Impuesto de Contaminación de las Aguas (ICA), el Ayuntamiento de Cretas podría obtener de los vecinos alrededor de 83.000 euros anuales.

HIPOTECA

Al tener la competencia de la depuración de las aguas residuales delegada al IAA, estos 83.000 euros deberán transferirse para paliar los costes de 250.000 euros de mantenimiento de la instalación, lo que generaría una deuda anual acumulada de unos 167.000 euros.

Por este motivo, reclaman que el consistorio se salga del Plan de Depuración del Gobierno de Aragón, que hipoteca a numerosos municipios dado el elevado coste de mantenimiento, aunque sí es un interesante negocio para las grandes empresas que realizan depuradoras.

La asociación vecinal defiende que se construya una planta de filtro verde --algo que se ha hecho con éxito en Fabara y en muchas localidades europeas aunque no se apoya desde el Gobierno de Aragón-- que además de los beneficios ambientales no generaría ningún problema a las arcas públicas.

Según este colectivo, una depuradora de filtro verde costaría 235.000 euros. Y hace cálculos: "Si el Ayuntamiento de Cretas decidiera financiar esa construcción a 10 años, y aplicando unos intereses que llegasen anualmente a unos 10.000 euros, la planta costaría anualmente sobre 33.000 euros, a lo que habría que sumar los 13.000 de mantenimiento. Todo ello nos ofrece una cifra de 46.000 euros".

Esa sería la cantidad que debería pagar cada año el Ayuntamiento de Cretas durante 10 años para tener una instalación ecológica propia", indica Ribas, quien además señala que los vecinos se ahorrarían anualmente los 83.000 euros que recaudaría el IAA. "Los resultados son evidentes: después de pagar la depuradora, el ayuntamiento dispondría de unos ahorros de 37.000 euros anuales".