Los opositores al recrecimiento del embalse de Yesa denunciaron ayer en Zaragoza que se producen «movimientos caóticos» en la montaña en la que se apoya un extremo de la nueva presa, por lo que exigieron a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) que abandone el proyecto y construya balsas laterales a lo largo del canal de Bardenas.

Sin embargo, la CHE aseguró ayer a Efe que no ha detectado movimientos significativos en la ladera de la presa de Yesa en su último informe, del pasado mes de noviembre, lo que confirma la tendencia registrada en anteriores análisis de seguimiento semestrales.

«No han conseguido detener el deslizamiento, pese a las grandes sumas de dinero que llevan gastadas», subrayó Iker Aramendía, de Yesa Más No, entidad radicada en Sangüesa (Navarra) que organizó una rueda de prensa en la Federación de Asociaciones de Barrio (FABZ) junto a la Asociación Río Aragón.

«MIEDO»

«No estamos dispuestos a vivir así el resto de nuestras vidas», explicó Aramendía, que hizo referencia al «miedo» que se apoderó de los habitantes de Sangüesa en el 2012 al tener conocimiento de la inestabilidad de la ladera.

«La obra debe replantearse íntegramente, desde la cota hasta los regadíos», señaló, por su parte, Antonio Casas, geólogo de la Universidad de Zaragoza. El experto explicó que se detectan tres tipos de movimientos, a 10, 40 y 90 metros de profundidad, y que las juntas de dilatación de la presa «no funcionan».

«La velocidad del deslizamiento es además exponencial, pasa de lenta a muy rápida», agregó. En su opinión, esta situación ha conducido a que, al cabo de un año, la ladera se desplace un centímetro. Además, dijo que, debido a los problemas enumerados por los opositores al proyecto, está convencido de que el Yesa recrecido «no se va a llenar nunca».

Raúl Ramón, de la asociación Río Aragón, manifestó que las labores que desde hace tres años desarrolla la CHE para estabilizar la ladera, donde fue preciso evacuar definitivamente dos urbanizaciones, no han servido de nada «y sigue habiendo un riesgo muy alto para las poblaciones situadas aguas abajo».

Los opositores al proyecto recalcaron que el deslizamiento de la ladera norte donde se apoya la presa, que es «impredecible», está «deformándola».

FILTRACIONES

En su opinión, el recrecimiento de Yesa, que ya acumula 30 años en sus distintas fases, podría tardar otras tres décadas en estar terminado.

«Otro problema son las filtraciones», indicó Aramendía. «No se sabe cómo se van a solucionar ni cuánto van a costar», dijo. En su opinión, estas deficiencias se observan también en La Loteta, Los Fayos, Mularroya y el resto de obras hidráulicas de Aragón.