No solo Agustina de Aragón, Manuela Sancho o Manuela Malasaña fueron heroínas en la lucha contra los franceses en Los Sitios de Zaragoza. Dos siglos después la historia ha querido poner en su sitio a la andaluza Manuela de Luna, una artillera que se distinguió en la lucha durante el primer sitio y que ha comenzado a ser estudiada por expertos de la Universidad de Cádiz. Todo ello a partir del archivo que se encuentra en la Fundación Medina Sidonia y que alberga una misiva en la que se relatan las numerosas hazañas de esta mujer, que acompañó a su marido hasta Zaragoza.

Un personaje anónimo envió la carta desde Écija el 13 de mayo de 1809 al decimoctavo duque de Medina Sidonia, Francisco Álvarez de Toledo, para que intercediera en el reconocimiento de los honores a la combatiente. La cuartilla apareció en los legajos de la correspondencia de Tomasa de Palafox, esposa del duque.

Hazañas

Tras escapar de los franceses y participar en las batallas de Bailén y Tudela, la mujer se fue con su esposo y con la artillería hacia la capital maña, asediada por el ejército napoleónico. "En las últimas refriegas de Zaragoza, al asomarse el marido por una tronera con la mecha encendida, le levantaron la tapa de los sesos, que ella guardó liados en un pañuelo en el pecho; puso a su hijo sobre el cadáver del padre y pegó fuego al cañón, después de haber atacado un cartucho de mecha sobre la bala", se lee en la misiva, que fue dada a conocer hace escasos días por el diario El País. Entonces la heróina tenía 22 años.

Según se detalla en el texto de la carta (escrita para pedir que De Luna obtuviese el rango de capitán y, de ese modo, una paga), ella fue la única superviviente de toda su compañía de artilleros y su lucha por la libertad fue heroica: "Tomó el fusil y estuvo haciendo fuego 12 horas, haciendo 24 que no comía. Con la gracia de no errar el tiro y dar siempre donde apunta. Hasta que una bala de fusil le dio en el cuello al lado derecho y la derribó en tierra".

Paga diaria

De este modo, la compensación a tan gloriosas acciones fue hacerla capitana, asignándole 32 reales diarios e imponiéndole dos escudos en el brazo izquierdo con un castillo y un león y lema: Por la defensa de Zaragoza y Premio del Valor.

Tras su paso por la capital aragonesa, dicen las crónicas que la joven solicitó seguir sirviendo en un cañón "porque Dios le ha concedido la gracia de no errar el tiro".

A pesar de estas hazañas, poco se sabe de esta mujer, que no aparece en los libros de texto ni su nombre ha pasado de generación en generación, como sí sucedió con otras mujeres valerosas de Los Sitios de la capital aragonesa, como Agustina de Aragón o Manuela Sancho. En Fuentes de Andalucía, su localidad natal, se la menciona en la web municipal con una reseña de una línea.