La Iglesuela es una encrucijada de caminos, pero no solo para los hombres. Alrededor de 500 ovejas de la ganadería lanar de Gonzalo, de la masía Altaba de Cantavieja, atravesaron recientemente las calles de la localidad turolense en su anual trashumancia a la costa mediterránea. El municipio forma parte del recorrido entre el Maestrazgo y la localidad castellonense de Villafranca del Cid. A él le seguirán los otros tres ganaderos que hacen la misma ruta trashumante, con miles de ovejas en total.

La Iglesuela del Cid es un lugar emblemático que forma parte de la vereda o vía pecuaria que se dirige hacia la costa. A partir de ahora, la masía Altaba residirá en ese punto hasta que el buen tiempo llegue la próxima primavera.

Cada año, estas 500 ovejas aproximadamente han discurrido por las calles Chiquica y San Pablo en dirección a su destino: las costas de Tarragona y Castellón. Una vez que llegan a Villafranca del Cid, los pastores y los perros conducen al ganado a la localidad de San Rafael del Río, que se sitúa también en la provincia de Castellón.

A pesar de que este recorrido lo llevan a cabo año tras año, el paso del ganado, como ocurre en esta estación, siempre llama la atención de los vecinos y de los visitantes.

La próxima primavera la masía Altaba repetirá el mismo camino pero su destino, en esa ocasión, será el inverso y los pastores y los perros guiarán a las ovejas desde el Bajo Maestrazgo de Castellón a las montañas turolenses.

La trashumancia es una antigua forma de pastoreo que consiste en alternar las zonas de pasto de montaña y los pastizales de zona llana, con el fin de garantizar el sustento durante todo el año a los rebaños.