Desde que estalló la última crisis del lindano en el verano del 2014, el Gobierno de Aragón y la Confederación Hidrográfica del Ebro han puesto en marcha varios sistemas para la retirada o eliminación de los restos de plaguicida. Una de las más novedosas y recientes es la oxidación química sobre el terreno (ISCO por sus siglas en inglés), que está en fase de ensayo en el vertedero de Bailín. El objetivo es aplicar esta técnica de descontaminación de forma plena a partir del año que viene. Este método incide en los cloros que forman parte del lindano y otros contaminantes y genera un subproducto inocuo o mucho menos peligroso. Para ello se inyecta en el subsuelo un producto químico oxidante que tiene la virtud de convertir el lindano en una sustancia menos perjudicial para la salud.

Estos últimos años, la Diputación General de Aragón ha construido un nuevo vertedero o celda de seguridad en el barranco de Bailín. A este punto, situado junto a la antigua escombrera, se han trasladado todos los restos de lindano extraídos en la zona. Ahora, según se puso de manifiesto ayer, se trabajará en la descontaminación de la superficie del anterior vertedero y se usarán métodos de biorremediación en la parte exterior. Esta labor se complementa con la que se lleva a cabo en el acuífero, que está sometido también a otro proceso de descontaminación. El nuevo vertedero ha sido blanco de las críticas de los ecologistas por su ubicación.

Cuando se denunció la presencia de niveles anómalos de lindano en el Gállego en octubre del 2014, se instalaron en las potabilizadoras de los pueblos afectados filtros de carbón activo por parte del Instituto Aragonés del Agua (IAA). Se trataba de una medida de emergencia mientras se estudian soluciones locales alternativas a los abastecimientos con captación en el río Gállego como medida definitiva.

La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) se encarga de la revisión periódica del estado y el contenido del agua en el río Gállego. Este sistema, que detectó el aumento alarmante del lindano, está operativo en embalses, puntos de vertido y otros lugares. Los datos que arroja con respecto a hexaclorocicloexano (HCH), medidos en microgramos, son fundamentales para mantener o retirar la prohibición de consumo.