La Fundación Federico Ozanam se marca como objetivo aumentar entre un 20 y un 25 por ciento las viviendas de alquiler dentro del programa "Llaves solidarias", después de que tras las mejoras en la percepción de prestaciones a las familias más vulnerables hayan podido "decir que sí" a más personas.

En total, desde que en 2003 se creara este programa, patrocinado por la Obra Social de Ibercaja, con la que firma hoy el convenio para este año, 699 familias han accedido a una vivienda de alquiler social, 159 solo durante el año pasado.

Esto se debe, según ha explicado en rueda de prensa el subdirector de la Fundación Federico Ozanam, José María Lamana, a que, después de que el programa sufriera morosidades del orden del 15 por ciento durante los años más duros de la crisis, esta cifra ha bajado hasta el 6 por ciento.

Este descenso no lo ha achacado tanto a una mejora en el empleo, sino a la gestión de las prestaciones sociales, en especial por el abono de los pagos pendientes del Ingreso Aragonés de Inserción (IAI) y la modificación de las ayudas de urgencia por parte del Ayuntamiento de Zaragoza en el último año.

"Llaves solidarias" nace en 2003, durante la "cresta de la ola", en plena "euforia económica", un momento en el que, sin embargo, ciertos segmentos de la población se estaban quedando fuera del mercado de la vivienda, coincidiendo también con la "avalancha" en la llegada de inmigrantes a España, ha señalado el presidente de la Fundación, Fernando Galdámez.

En este momento había una gran cantidad de pisos disponibles, pero muchos propietarios tenían un temor "legítimo" a que sus inquilinos no pagaran las cuotas o pudieran destrozar sus inmuebles, por lo que Ozanam e Ibercaja con este programa garantizan la seguridad en el pago y la protección de la vivienda sin que los alquileres dejaran de ser de mercado.

Lamana ha recalcado que la intención no es atender a la gente que "no tiene nada", ya que para eso hay otros programas, como por ejemplo los 20 pisos en cesión temporal gratuita que tiene la propia Fundación, sino atender a una franja importante de familias con "muy pocos" recursos, pero suficientes como para pagar un alquiler asequible y que, por ello, exceden los requisitos para acceder a buena parte de las ayudas dirigidas a los sectores más vulnerables.

El objetivo es también "dar un voto de confianza a las personas", porque "la gente, en su gran mayoría, si puede, está pagando el alquiler", ha insistido.

Entre el perfil de los solicitantes, ha indicado que, con la llegada de la crisis, los españoles han pasado a ser el 56 por ciento, normalmente en situación de desempleo o con trabajos precarios o temporales, tres cuartas partes tienen menores a su cargo y un 80 por ciento con posibilidad de pagar cuotas que no superen los 300 euros.

Las viviendas ofertadas están distribuidas por todos los barrios de la ciudad, fundamentalmente en barrios obreros como Delicias, Las Fuentes o Arrabal, y la otra cara de la moneda está en que el 50 por ciento de los inmuebles que llegan al programa tienen precios superiores a los 300 euros al mes, lo que ha ocasionado que 682 personas estén en lista de espera actualmente.

El precio medio, que se situaba en algo más de 300 euros en 2003, se disparó hasta casi los 500 en 2008 y no volvió a bajar de los 300 hasta hace dos años.

Los dirigentes de la Fundación Federico Ozanam y de la Obra Social de Ibercaja han estado acompañados en la firma del convenio de María Jesús Domínguez, una de las beneficiarias de "Llaves solidarias".

Ha relatado cómo ocho años atrás vivía con sus hijos en una casa en la que, tras el pago del alquiler, solo contaba con 50 euros para comer y pagar la luz.

Después de romper a llorar al recordar su situación, ha contado cómo gracias a este programa le encontraron un piso por la mitad de lo que pagaba y, tras los cinco años que dura el contrato, le volvieron a ofrecer esta vez una parcela en el barrio Oliver, por lo que ha dado "gracias a Dios".

"Su alegría es la nuestra", le ha expresado Juan Carlos Sánchez, jefe de la Obra Social de Ibercaja, a María Jesús, y ha reivindicado las tres líneas prioritarias de actuación de la organización que dirige: empleo, educación y necesidades básicas, entre las que entra la vivienda.