El Papa mostró ayer su rostro más alarmista durante la apertura del sínodo de los obispos, que durante tres semanas discutirá cómo relanzar la lectura de la Biblia entre los fieles. Benedicto XVI, habitualmente muy severo con las sociedades secularizadas, elevó todavía más el tono al decir que estas recibirán el "castigo" de Dios por no atender su mensaje. La amenaza papal se escuchó en la basílica romana de San Pablo Extramuros, durante un discurso en el que Joseph Ratzinger dibujó un triste panorama para el catolicismo en Europa occidental, una zona que en otros tiempos fue "rica en vocaciones", pero donde ahora, en su opinión, la fe se está "debilitando hasta el punto de llegar a extinguirse".

Dijo Benedicto XVI: "Si contemplamos la historia, estamos obligados a registrar, no en pocas ocasiones, la frialdad y rebelión de cristianos incoherentes". Algunas de las primeras comunidades cristianas, que eran, continuó, "inicialmente florecientes, han desaparecido y actualmente solo se las recuerda en los libros de historia". "¿No podría suceder lo mismo en nuestra época?", se preguntó el Pontífice.

Tras visitar lo que, según dijo, podría ser la extinción de la fe católica en Europa, el Papa se dirigió al principio, al Génesis. Benedicto XVI fue el encargado de inaugurar por la tarde una vistosa iniciativa: durante seis días y siete noches, 1.250 lectores leerán, en la basílica romana de Santa Cruz de Jerusalén, las cerca de 800.000 palabras que albergan las Sagradas Escrituras.