Cuando alguien escucha que una vivienda está fabricada con piedra, tierra y paja, no se imagina la construcción en la que vive Ángels Castellarnau, una arquitecta catalana que se mudó hace 15 años al pueblo de Ayerbe. Su casa de tapial ha ganado el Terra Award 2016, en la categoría de vivienda individual. El proyecto ha sido seleccionado entre los más de 350 presentados de los cinco continentes. Se trata de un premio internacional que reconoce los mejores trabajos arquitectónicos contemporáneos en tierra cruda a nivel mundial.

"Una nueva forma de hacer arquitectura es posible", afirma Castellarnau. A través de los trabajos que realiza en su estudio Edra Arquitectura km 0, la arquitecta defiende una construcción más sostenible, de menor impacto ambiental, con materiales naturales y comprometida con el territorio. Se trata de volver a lo tradicional, pero con ayuda de las nuevas tecnologías, y que se adapta a los sistemas constructivos de la zona en la que opera. "Es tendencia internacional pero todavía no está implantado en España", apunta. "Estoy segura de que este premio va a ayudar a nuestra comunidad y otras a comprometerse con la identidad, el territorio y las generaciones futuras", expresa la arquitecta.

En el caso de la vivienda de tapial de Ayerbe, la piedra, tierra y paja representan el 80% de su estructura. Se trata de una casa vernácula del siglo XXI, inspirada en las construcciones locales antiguas de tierra en cuanto a orientación, morfología y materiales locales.

"Es el proyecto más complejo que hemos realizado hasta el momento", subrayó. Con su trabajo, Castellarnau busca reavivar la curiosidad de la comunidad por este tipo de construcciones más sostenibles y ligadas con el medio.

Lo más beneficioso y positivo de la casa no se ve a simple vista: el análisis del ciclo de vida ha demostrado la reducción del 50% de las emisiones de CO2. Además, todos sus materiales son de kilómetro cero, es decir, del mismo lugar donde ha sido construida. Se ha utilizado cal hidráulica, tejas, paja en los muros, madera y también lana de oveja como aislante, que proceden de un radio de 150 kilómetros. Esto permitirá, en el momento de su demolición, que todos los escombros se integren de nuevo en el ecosistema sin dañarlo.

La casa presenta igualmente detalles de bioconstrucción como ventanas especialmente diseñadas para un mayor aprovechamiento de la luz y contraventanas correderas termoprotectoras, aljibe para el reutilización de agua de lluvia y caldera de biomasa. La construcción en tierra, que cuenta con muy pocos arquitectos especializados en España, ofrece multitud de opciones de diseño y ventajas de regulación térmica.