Marta y Romain tenían su vida en París, pero su sueño era montar un hotel con encanto. Un deseo que han conseguido hacerlo real en Arcusa, una localidad situada en el norte de la sierra de Guara (Huesca).

Ante cerca de doscientas personas, esta familia explicó ayer cómo comenzó todo, en el verano de 2014 durante unas vacaciones en Arcusa dieron forma al proyecto de transformar un antiguo almacén agrícola en un pequeño hotel, algo que desde que estudiaba Turismo rondaba en la cabeza de Marta Romero, cuya madre procede de este pueblo, y que ahora comparte con su pareja Romain, de nacionalidad francesa, y un enamorado ya de esta zona de Sobrarbe, y su padre, Ángel. «Crear un pequeño hotel y aplicar la experiencia en la hotelería de lujo francesa y la pasión por esta profesión para crear aquí una oferta de turismo de calidad con vistas a la sierra de Guara y al macizo de Monte Perdido y a camino entre Aínsa y Alquézar, qué más se puede pedir...», así describen emocionados su proyecto hecho ahora realidad mientras reconocen que la conciliación de la vida personal, laboral y familiar «nos resultará mucho más fácil que en la ciudad».

Lleva el nombre de Tierra Buxo (tierra del boj en aragonés) por la abundancia de este arbusto en la zona. Bajo un cielo ayer algo gris, consiguió ayer dar luz los campos cultivados, donde permanece el pastoreo, pequeños bosques de quejigos, carrascas y pinos, en los que crecen el tomillo, el romero y la lavanda y algunas plantaciones modestas de almendros y olivos. En este idílico entorno se ha creado un boutique hotel de cinco habitaciones ubicadas en las dos plantas superiores, en cuyos espacios predomina la luz y una decoración con influencias nórdicas que da un ambiente acogedor. Han sido más de 3 años de mucho esfuerzo en lo personal y en lo económico y de salvar muchos obstáculos, de momentos de ánimo y de desánimo, reconocía el padre de familia, Ángel Romero. La inversión ha superado los 800.000 euros, de los que más del 10% llega desde el Cedesor y las ayudas Leader.

Primero quisieron reconstruir el edificio pero al final lo que hicieron es empezar de cero, recuperando toda la piedra, por lo que el hotel conserva todas las características del entorno. El proyecto arquitectónico se ha enmarcado dentro de los parámetros de bioconstrucción, aplicando medidas de arquitectura bioclimática y eficiencia energética en los 450 metros cuadrados construidos. En la planta principal se encuentra el restaurante, que se prolonga mediante una terraza, cubierta y totalmente acristalada. Completan el equipamiento del hotel un salón-bar con chimenea y un porche exterior desde donde se accede a la piscina y a un jardín de 600 metros cuadrados.

El presidente de la Diputación de Huesca, Miguel Gracia, acudió a la inauguración para resaltar el empuje de esta pareja.