Miguel Ángel Barco dejó ayer de ser el párroco de Épila. Celebró su última misa, después de que el actual arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez, decidiera apartarle por el escándalo de supuestos abusos sexuales a un diácono que, a su vez, provocó la salida de Manuel Ureña.

Barco regresará a la diócesis de Alcalá de Henares, ya que estaba en la comunidad en comisión de servicios. Sin embargo, el actual prelado zaragozano aprovechó que se caducaba su contrato para no renovarle y así perder sus derechos para oficiar cualquier acto religioso en la archidiócesis de Zaragoza.

A partir de ahora, el titular de la parroquia será Eduardo Pérez Pueyo, de 33 años y miembro de la prelatura del Opus Dei. Está recién llegado de Roma donde ha realizado el doctorado en Filosofía. Le acompañará en esta nueva andadura Fredy, que estaba hasta ahora en la iglesia del Rosario de Zaragoza.

El arzobispado anunció a los fieles una investigación interna sobre el pago de 100.000 euros por parte de Ureña para, supuestamente, ocultar el escándalo, si bien se desconoce el resultado de la misma.