La cooperativa Pastores, que durante diez años ha promocionado la Carpa del ternasco en las Fiestas del Pilar de Zaragoza, comunicó ayer que no se presentará en esta ocasión al concurso de licitación para obtener la licencia del pabellón de los alimentos por el «riesgo económico» que esto supone. «En los últimos años se nos ha ido de coste. Nuestro objetivo no es lucrativo, sino promocional, pero existe un riesgo de pérdida de dinero y la situación no está como para tirar cohetes», explicó Francisco Marcén, director general de la cooperativa.

La licitación del Ayuntamiento de Zaragoza tiene un coste de 65.000 euros. A esta cantidad hay que sumarle otros gastos de las actividades culturales e infantiles que se organizan en la carpa, su infraestructura y la contratación de personal. «Entre gastos fijos y variables podemos llegar a gastar hasta 500.000 euros. No nos sale rentable», afirmó Marcén.

Al riesgo económico que presenta para la cooperativa ganadera el desarrollo de esta actividad hay que sumarle el cambio de ubicación. «En Macanaz asumíamos el riesgo, pero si nos hacen salir de ahí, según dónde la quieran colocar hay muchas posibilidades de que no funcione», alegó el director de la cooperativa. Durante siete ediciones la Carpa del ternasco estuvo en la calle Moret, que según Marcén, «es un espacio muy pequeño y limitado para el gasto que supone». En otra edición tuvo lugar en la plaza del Pilar, y, finalmente, las dos últimas fueron en Macanaz, entre el Centro de Natación Helios y el puente Santiago.

Sin embargo, para las Fiestas del Pilar de este año se desconoce la ubicación después de que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) denegara al consistorio la autorización. El motivo es que, según el Reglamento del Dominio Público Hidráulico, se prohíbe la colocación de las infraestructuras que conlleven la concentración de grandes aglomeraciones en zonas vulnerables y de flujo preferente de los cursos de agua, como es la explanada que se sitúa junto a Helios. «No tiene ningún sentido» se quejó Marcén, «es lógico para los ríos y barrancos del Pirineo, pero aquí el peligro no existe ya que las crecidas del Ebro se conocen con días de antelación y no hay riesgo para las personas, en todo caso será un problema económico para nosotros», declaró.

Las localizaciones que plantea el Ayuntamiento de Zaragoza, como la parte superior del río, «no son viables porque supone una molestia para los vecinos» afirmó el director general. «Si nos obligan a cerrar a las doce de la noche no nos sale rentable. Lo ideal sería estar hasta las dos de la mañana, pero puede ser problemático en una zona tan habitada», aseveró.

El sector hostelero también solicitó que se retirara la carpa de esta zona debido a la competencia que le hacía. «Les estamos perjudicando», reconoció Marcén, «en cierto modo los tenemos en cuenta porque también son clientes nuestros».