El 20 de enero del 2007 se constituyó en Barcelona el patronato del Archivo de la Corona de Aragón. Con más de 20 años de retraso, se ponía fin así a décadas de desidia estatal con una de las colecciones documentales más importantes del mundo. El solemne acto, en las solemnes sedes medievales catalanas, fue rubricada por los cuatro presidentes autonómicos herederos de los territorios que formaron la Corona y por la ministra de Cultura, que llegó, soltó su discurso y se marchó, como si aquello no fuera con ella.

Les emplazó a una futura reunión para constituir el patronato y se dieron hasta luego. Un hasta luego que dura ya diez años. Nunca más se supo, salvo por las preguntas que el diputado de CHA en el Congreso, Chesús Yuste, realizaba con cierta frecuencia sin obtener respuestas satisfactorias o concretas.

Muchas cosas han sucedido en estos diez años. Aragón y Cataluña estrenaron Estatuto, la Generalitat se declaró en rebeldía y anhela estar más fuera de España que dentro, dos de esos presidentes autonómicos (Jaume Matas y Francisco Camps) pisaron banquillos y coleccionaron imputaciones, la ministra desapareció tras la derrota de Zapatero y los presidentes aragonés, Marcelino Iglesias, y catalán, José Montilla, apuran sus últimas llamas de la carrera política en el Senado. Tal vez allí puedan recordar aquel 20 de enero que empieza a quedar lejano.

Nueva reunión

CHA recuerda ahora este aniversario, y lamenta que el desbloqueo de esas décadas de desidia se cerraran con una sola foto. «Es injustificable políticamente que un órgano que ya está constituido y que entendemos solo puede ser beneficioso para la gestión de este patrimonio histórico lleve diez años exactos sin una sola reunión», afirma Gregorio Briz, portavoz de CHA en las Cortes de Aragón. «No queremos más excusas, hay una ley que lo regula, hay unas funciones que acometer y Aragón tiene un papel que jugar. Es necesario el acuerdo para lograr una nueva reunión cuanto antes».

Las bases del patronato, copresidido por el Ministerio de Cultura, marcaba reuniones periódicas, en torno a dos al año, y extraordinarias. Había cuestiones que resolver y tramitar, como la posible disgregación de fondos propios si eran posteriores al siglo XVIII, como pretendían determinados Estatutos. Pero ninguno de estos asuntos se ha debatido porque no ha habido ninguna reunión.

Cuatro ministros después

Sí ha habido en este interín otros cuatro ministros, aunque ninguno mostró más interés por aquello. Ángeles González-Sinde sigue siendo más celebrada por sus guiones cinematográficos que por su gestión; César Antonio Molina pasó tan desapercibido como lo sigue estando ahora, absorto entre lecturas; José Ignacio Wert vive en su exilio de oro, pagado por todos, después de haber logrado ser considerado el peor ministro de la democracia y el actual, Íñigo Méndez de Vigo, merece que se le conceda el beneficio de la duda.

Si se ha esperado diez años, bien puede merecer la pena esperar unos meses para preparar una reunión con un orden del día concreto y resolutivo.

Este mismo año, en abril, el pleno de las Cortes de Aragón acordó, a iniciativa precisamente de CHA, exigir al Gobierno de España que realice «cuantas actuaciones sean necesarias para que conforme al procedimiento establecido en el Real Decreto 1267/2006, de 8 de noviembre, se pueda convocar, a la mayor brevedad posible, un pleno ordinario del Patronato del Archivo de la Corona de Aragón, dado que desde enero de 2007 no se ha podido desarrollar cuantas funciones tiene establecidas en la citada normativa que regula su funcionamiento». Asimismo, se instaba a que «una vez retomados los trabajos encomendados al patronato», atender, al cumplimiento del Estatuto, en el que se especifica que en el patronato se informe, «con carácter preceptivo y vinculante, sobre cualquier decisión que pueda afectar a la integridad de la unidad histórica del Archivo de la Corona de Aragón o a su gestión unificada».