La probable implantación, el próximo curso, de la libre elección de jornada y la consiguiente aparición del horario continuo en los colegios que así lo deseen, cuenta con el beneplácito de los psicopedagogos. "Lo que no puede ser es el modelo actual y el café para todos porque se necesita más flexibilidad en función de la edad del niño, la zona en la que reside o la situación laboral de las familias. Un niño no puede ir por la tarde a clase, ir a extraescolares y llegar a casa a las 9 de la noche. Es antipedagógico y muy complicado que un niño pueda estar atento a actividades de materias como Inglés, Matemáticas o Educación Física después de comer", indica Juan Antonio Planas, presidente de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía.

El colectivo se inclina por la jornada continua como modelo más beneficioso para el alumnado, aunque con matices. "Es mejor, sobre todo en el último ciclo de Primaria y en las ciudades, pero en Infantil, primeros años de Primaria y áreas rurales, hay que reconocer que cinco o seis horas seguidas en el colegio son demasiadas, aun con dos descansos, y los niños no están preparados", indica Planas.

Pero no hay informes concluyentes acerca de qué tipo de modelo es mejor para los escolares, por lo que los psicopedagogos insisten en "racionalizar todo un poco más" en la futura configuración de los horarios.

MODERNIZAR "Hay que distinguir entre el horario del centro, el del profesorado y el del alumnado, como refleja aquel acuerdo al que llegaron Fapar y los sindicatos. Si el colegio está abierto por las tardes y los niños se quedan a comer --también en Secundaria-- deben implantarse actividades extraescolares y de refuerzo para cubrir necesidades y para los padres que no puedan ocuparse de sus hijos por las tardes", subraya Planas.

Para el presidente de los psicopedagogos, el actual modelo "perpetúa la escuela rural anclada en el siglo XIX, donde las familias estaban en el campo y el horario y las fiestas acomodadas a tiempos agrícolas". Por eso, reclama "actualizar y modernizarlos"

En ese sentido, critica la actual planificación de las fiestas y vacaciones. "Es irracional. No puede ser que cada año cambien los días de fiesta de Semana Santa o que haya muchas festividades seguidas en determinados meses, lo que rompe el ritmo a los alumnos y, sin embargo, haya etapas largas sin festividades", dice Planas, que ejemplifica con el calendario académico de este curso.

"Este curso, muchos festivos caen en lunes, por lo que los chicos de Secundaria que, por ejemplo, tengan una materia lunes, miércoles y viernes, tendrán muchas menos horas lectivas que otros que no la tienen esos días", expone.