El economista Pedro Arrojo ha defendido hoy en Pamplona la alternativa al recrecimiento del pantano de Yesa que optaría no por aumentar el agua en la cabecera sino por la regulación en tránsito con embalses menores distribuidos a lo largo del cauce, una estrategia "modular, rentable y segura".

Arrojo, autor junto al geólogo Antonio Casas del informe de 2004 y de su reciente actualización 'Alternativas al recrecimiento de Yesa para el sistema de riegos de Bardenas', impulsado por la Fundación Nueva Cultura del Agua, ha centrado su tesis en el plano económico al considerar el ahorro que supondría esta postura, que se justifica además, ha advertido, por la inseguridad que las obras aportan a la presa para las poblaciones cercanas.

Ha explicado que el proyectado regadío de Bardenas no tiene visos de aumentar dado el nuevo escenario de cambio climático, por lo que ha propuesto un cambio de estrategia que proteja la explotación familiar actual en la zona y optimice la eficiencia del uso del caudal disponible.

Para ello, se propone completar el proceso de modernización del sistema, retirar 8.000 hectáreas de regadíos de baja productividad, y sobre todo desarrollar la regulación en tránsito "de forma progresiva y modular" con actuaciones en varios embalses.

Se trataría del recrecimiento de Malvecino y Carcastillo 1 ya previstos; además de la construcción de Marracos, Carcastillo 2, Erla Sureste, Erla 2, Orés, Erla 3 y Erla 1.

Es la teoría de la "modularidad", ha manifestado Arrojo, quien ha dicho que cada presa es independiente, que la construcción de una no hipoteca las siguientes y su rendimiento compensa a los pocos años y no lastra económicamente al resto como supone por ejemplo el recrecimiento de Yesa, que ha considerado absurdo porque a su juicio la solución no es contar con más agua en la cabecera con problemas después de distribución, sino en facilitar ésta disponiendo de embalses más cercanos.

"Los costes finales son más baratos y sobre todo más seguros", ha dicho el profesor de Economía de la Universidad de Zaragoza, quien por el contrario cree la de Yesa "una inversión 'riesgosa' mayor y de menor rentabilidad".

Por ello, ha pedido a los regantes de Bardenas "que apuesten por la prudencia" y ha apelado a que "el dinero público se invierta de forma segura en una estrategia modular, rentable y segura. En ese camino Bardenas tiene futuro".

Al respecto, ha planteado que se ahorraría agua de la retirada compensada de regadíos de baja productividad de Bardenas, también de la modernización del aumento de capacidad de las otras presas de regulación en tránsito, lo que supondría poder disponer en total de hasta 684,35 hectómetros cúbicos, aunque ha advertido que estos datos no significan que sea razonable desarrollar todas estas medidas.

Por su parte, el geólogo Antonio Casas ha insistido en la inestabilidad de las laderas del embalse, que "sigue triturada" y con un deslizamiento continuo de un milímetro al mes, lo que le hace estar "en muchísimas peores condiciones que cuando se construyó el embalse y que se puede deslizar en cualquier momento", aunque eso no quiere decir que vaya a ocurrir, ha advertido.

"Es un cóctel explosivo" y el riesgo es "muy alto, inadmisible en una obra de este tipo", por lo que ha propuesto como solución la de paralizar las obras de recrecimiento y bajar el nivel del actual embalse a una cota que, en caso de rotura de la presa, fuera de consecuencias "menos catastróficas" para la población de Sangüesa.