--¿No estaban publicadas sus memorias?

--No, es inédito total. Las escribió a espaldas del poder político, y fueron a parar al palacio de Villahermosa de Pedrola. Y allí están. Lo mismo que el testamento, que también estaba inédito y yo lo publiqué. Es como si me persiguiera su figura.

--Era un hombre superlativo.

-Sin duda; siendo un déspota ilustrado, tenía muy presente el papel de estadista.

--Uno de los mayores ilustrados, contra una España pacata y analfabeta.

--Una España muy maniatada por la Iglesia y la monarquía.

--Los jesuitas no lo quieren mucho...

--Claro, fue el ejecutor de su expulsión de España en 1767. Como en ese momento España estaba muy revolucionada, les acusó de colaborar en el motín de Esquilache.

--¿A quién lo compararía actualmente?

--Los políticos actuales no tienen esa visión de estadista que tenía el conde de Aranda.

--¿Qué contienen sus memorias?

--En el fondo, la defensa de sus actuaciones, porque suscitaron mucha animaversión, especialmente con Godoy. Aranda no pretendía imponer sus opiniones, sino discutirlas, debatirlas, pero él se sentía agraviado porque después de toda su aportación al Estado, al final se ve vilipendiado en un destierro que no entendía. En las memorias de Godoy, se dice que lo había mandado a un destierro dorado, a Granada, cuando en realidad estaba vigilado sin contacto con el mundo exterior.

--Fue uno de los personajes que más viajó de su época.

--Exacto. Su mentalidad era abierta por sus responsabilidades políticas que le llevaron a media Europa. Incluso participó en la elección del actual himno de España.

--Pretendió que llegasen aquí los efectos de la Revolución Francesa.

--Sabía que con Francia había que llevarse bien, si no Inglaterra se expandería demasiado.Coincidió con Voltaire y los enciclopedistas, en ideas de mayor tolerancia de las que había en España.

--¿Es una figura reconocida?

--Tiene más importancia de la que se le reconoce. Dejó huella profunda en Aragón. El propio Labordeta contó en el Parlamento, que desde los tiempos del Conde Aranda, Aragón no ha tenido tanto peso.

--¿Por qué murió en Epila?

--Por el destierro. Le obligó Carlos IV; ya enfermo, su mujer logró que le dejasen venir a Aragón a morir. Y está enterrado en San Juan de la Peña.