A partir del próximo martes, 1 de diciembre, los pensionistas aragoneses no tendrán que adelantar pagos por las cuantías que sobrepasen lo que les corresponde abonar como máximo por el copago farmacéutico, siempre que utilicen el sistema de receta electrónica.

Con el comienzo de cada mes, volverán a aportar hasta llegar de nuevo a su tope, explican en una nota de prensa fuentes del ejecutivo autonómico.

Recuerdan que el copago farmacéutico se estableció por parte del gobierno central en julio del 2012. El sistema establecía un pago máximo por persona en las recetas, dependiendo del nivel de renta del usuario.

Los topes eran de 8,23 euros para los pensionistas con una renta anual inferior a 18.000 euros (que son 248.810); de 18,52 euros para rentas entre 18.000 y 100.000 euros (son 87.168) y de 61,75 euros para rentas superiores a 100.000 euros (1.204 en total).

Los pensionistas aragoneses abonaban la cuantía íntegra de sus fármacos y la cantidad que excedía del máximo anual por persona se les ingresaba en su cuenta bancaria en un plazo de tres meses.

Pero ahora se va a evitar, en la mayor parte de los casos, que los pensionistas tengan que adelantar el importe para que le sea posteriormente reintegrado.

Para lograrlo, los Colegios de Farmacéuticos de Aragón han tenido que realizar un esfuerzo suplementario y adaptar sus sistemas informáticos para hacer posible esta modificación.

Este nuevo sistema solo será posible para aquellos usuarios que utilicen el sistema de receta electrónica, algo que se produce en la mayoría de los casos.

En el mes de octubre, más del 92 por ciento de las recetas facturadas por las farmacias a pensionistas fueron electrónicas.

Para recetas en papel, que se expiden principalmente desde Urgencias o desde Atención Especializada, la farmacia cobrará la aportación que corresponda sin tope y las cantidades que superen estos máximos se reintegrarán por parte de la administración como se venía haciendo hasta ahora.

En estos casos se aconseja a los usuarios que guarden siempre el tique de la farmacia y las copias de las recetas en papel para comprobar que el cálculo es correcto y poder reclamar en el caso de que no lo sea.