Los ataudes volvieron ayer a las calles, al centro de Zaragoza. Portados por los pequeños comerciantes de barrios como Las Fuentes, San José, El Rabal, Casetas y otros colectivos vecinales que se concentraron en la plaza España para decir «no al outlet de Pikolín». El proyecto que hoy, con los votos de PP, PSOE y Ciudadanos (C’s) tendrá hoy luz verde para abrir sus puertas en un futuro próximo y, con ello, condenar al cierre a algunos de los que ayer clamaban en su contra. Eran más de 200, pero dicen representar a quienes no respaldan los «6.500 puestos de trabajo destruidos» en los últimos años con un modelo, el de las grandes superficies, que sacan a la clientela a la periferia «y dejan los barrios desiertos». Ellos los piden vivos, sus calles y los negocios que atienden a sus vecinos.

«Nos llaman pequeño comercio, pero somos grandes personas que con nuestro esfuerzo y tesón intentamos sacar adelante nuestros negocios y luchar por unos barrios vivos», proclamaba Aurora Sánchez, representante de la plataforma Yo compro en las Fuentes, ¿y tú?. Ejerció de portavoz de las más de 9.000 firmas recogidas en contra de este modelo, en señal de rechazo a este «golpe fatídico al comercio de proximidad».

CONTRA LA ALIANZA

Lo dijo ayer en la calle y hoy lo hará en el pleno municipal, un mensaje dirigido a PP, PSOE y C’s, a los que llama a recapacitar en ese acuerdo que «certifica su alianza con los intereses de Alfonso Soláns», dueño de Pikolín y de la firma Iberebro, promotor del outlet. «Quienes dicen defendernos ahora permiten otra gran superficie en las afueras», añadía.

Se refería a la aprobación definitiva de un plan especial para los suelos de Pikolín en la carretera de Logroño en el que se permitirá albergar otros usos comerciales. Esa propuesta alternativa presentada por los tres partidos, que sustituía a la iniciativa del Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) y que inicialmente se apoyaba solo a cambio de que la empresa cediera al consistorio suelos para hacer huertos. Aunque los servicios jurídicos municipales acabaran impidiéndoselo y ahora Iberebro tendrá que pagar la cesión del 10% del aprovechamiento, unos 3 millones de euros para la ciudad.

«¿A costa de qué?», se preguntaba la responsable municipal de Fomento Empresarial y Comercio, Arantza Gracia. Ella, junto al teniente de alcalde de Servicios Públicos, Alberto Cubero, estuvieron en la protesta en señal de «apoyo» de ZeC. «Si tengo tres millones pero me cierran los comercios, puedo arreglar fachadas o hacer cursos de formación pero si la gente no tiene dinero para comprar y se lo gasta en los centros comerciales, milagros no vamos a poder hacer», señalaba.

«No podemos competir contra estas grandes superficies. Ponemos todo nuestro esfuerzo para poder subsistir pero llega un punto en el que no puedes más». Lo explicaba María Pilar Asensio, de la asociación de comerciantes de Casetas, quien destacaba que «parece que cuando tienes una tienda abierta ya eres rico y que si estás es porque quieres y tienes una ganancia superior a cualquier trabajador. Pero no es así, las épocas en las que ganas más son para subsistir en aquellas en las que no hay absolutamente nada».

En la misma línea, la presidenta de la Federación de Barrios de Zaragoza (FABZ), Nieves Boj, recriminaba a PP, PSOE y C’s el «hachazo» dado a los pequeños comerciantes con su decisión de apoyar el proyecto de Pikolín en la carretera de Logroño y les instaba a recapacitar hoy.

Podemos también estuvo, a través del diputado autonómico Román Sierra y de Pedro Arrojo, diputado en el Congreso. Para ellos, «parece que el PSOE ha decidido posicionarse con los grandes, con el PP y con las grandes familias aragonesas». Y, aunque admiten que la dirección en Madrid poco o nada tiene que ver, «abre la lógica vergonzante de la gran coalición» que «supone una mala noticia para el país».