Los vecinos de Zuera continúan sufriendo las molestas mordeduras de la mosca negra que parece que se ha instalado en la localidad y no tiene intención de marcharse. Es por ello que las ventas de medicamentos, tanto para prevenir su dentellada como para paliar los efectos que produce, se han disparado durante todo el verano, a pesar de las medidas ya tomadas por el ayuntamiento zufariense durante el invierno y la primavera.

Las cremas que contienen corticoides son, por el momento «las más vendidas, aunque no se diferencia mucho de las de los repelentes», según Jorge Vidal, un empleado de la farmacia de Isabel López. «El problema viene de que la mosca negra se ha instalado en las zonas contiguas al río Gállego y este atraviesa el municipio, por un tramo muy cercano al polideportivo y a las piscinas municipales», afirmó ayer a EL PERIÓDICO. Además, apeló al intenso calor, que azota este verano a la comunidad aragonesa por lo que «desde junio, las ventas han aumentado considerablemente» sobre todo, con respecto al año pasado.

«Hemos notado algún altibajo cuando las temperaturas han descendido y no ha hecho tanto calor», añadió Vidal.

MEDIDAS ESPECIALES

Por su parte, el alcalde de Zuera, Luis Zubieta, explicó que durante el invierno habían fumigado con insecticidas como cada año y, «al ver que en mayo no había surtido efecto, hicimos otra más intensa aunque no es fácil».

Zubieta señaló que desde el área de Medio Ambiente se está trabajando para atajar este problema. «Hemos contactado con empresas especializadas y estamos revisando estudios de otras instituciones para aplicar otras soluciones que sean efectivas, aunque la humedad y el intenso calor es el hábitat perfecto para la mosca negra y no nos está beneficiando», indicó.

Aunque, a la hora de actuar, «hay que tener en cuenta la normativa para conservar y proteger el medio ambiente por lo que tampoco puede perjudicar al resto de la biodiversidad», detalló Zubieta.

El municipio de Zuera, con más de 7.000 habitantes censados, se encuentra a casi 30 kilómetros de la capital aragonesa, donde en el consistorio también ha actuado en el río Gállego a su paso por la ciudad.

Sin embargo, según los últimos muestreos realizados por el Instituto Municipal de Salud Pública, el último tratamiento aplicado en las aguas, sobre las algas, que es donde anida este insecto, obtuvo buenos resultados y los niveles disminuyeron.