Este jueves, con las compras navideñas llamando a las puertas de los más fashionistas, en el Hotel Reino de Aragón de Zaragoza se daba el pistoletazo de salida a un concepto de compra cada vez más arraigado entre jóvenes consumidores que ven con muy buenos ojos que una firma reconocida abra durante unas semanas un espacio donde mostrar a precio reducido, parte de un stock de rabiosa actualidad .

Modelos de negocio como las guerrilla stores o pop up stores se implantan, y Zaragoza se suma a esta moda de la mano de Carla Melús Briceño, joven paisana que, tras estudiar diseño en Londres y trabajar para McQueen y otras firmas en la pérfida Albión, decidió abrir en Puerto Banús un espacio de moda dedicado a lo más trendy, al cambiante estilo de vida de los cachorros de la high... Esos jovenzanos con padres de abultada cuenta que no querían comprar en las reconocidas tiendas en las que sus madres pasean. Así nació en primavera el Flamingo Market Place, un oasis ideado por Carla con interiorismo del artista zaragozano Ignacio Guelbenzu.

Carla se ha hecho en meses un hueco en la ruta del shopping marbellí. Y sus clientes, ya amigos, a los que ella llama flaminguitos, acuden en tropel a sus fiestas, donde Miranda Makaroff se desmelena pinchando mientras ellas rebuscan la última locura llevada por Rihanna; y ellos se pirran por el gadget que llega desde Las Vegas o Miami. Esos lugares fetiche para Carla, donde los dulces pastel se funden con neones y flúor, creando una poderosa mezcla al estilo Flamingo.

A la llamada inaugural de Marta Briceño y su hija Carla acudieron muchos. El entrenador del Zaragoza, Víctor Muñoz, el empresario Carlos Briceño, y amigos de Guelbenzu, como Jesusa DIHarcourt, Lola Molina, de Dadá Moda, la diseñadora de las sedas Julunggul, Julia Munilla, la modelo Marta Peña... A Zaragoza vuelven, pues, Carla y su mundo, para paliar el rigor de nuestro otoñomaño con un vendaval de color. Un estilo que entraña un enorme trabajo de búsqueda que Carla consigue estando siempre ojo avizor a lo que sus flaminguitos desean. Diez días de marbelousa locura, de fanfarria y moda a precios reducidos, de sorpresas al ritmo de la chispeante sonrisa del flamingo.