Pandel G., un ciudadano rumano de 42 años, compareció ayer en la Audiencia de Zaragoza acusado de haber violado y golpeado, presuntamente, a una usuaria del albergue municipal de Zaragoza en el mes de noviembre del 2007, delito por el que se enfrenta a una petición fiscal de 11 años de cárcel.

El juicio ha tardado más de una década en celebrarse debido a que el imputado se fugó y no fue detenido hasta el mes de julio del año pasado, en Francia, desde donde fue extraditado.

Pandel, que también era usuario del albergue cuando ocurrieron los hechos, manifestó en la vista oral, que fue a puerta cerrada, que mantuvo relaciones sexuales con la denunciante, de 34 años en la actualidad, pero que estas fueron «consentidas», según explicó su abogada defensora, Carmen Sánchez, quien pidió su absolución y, subsidiariamente, una condena de un año y medio.

RESTOS DE SEMEN // El acusado explicó que pensaba que la denunciante era «una prostituta» y que por ello le ofreció «diez euros y un cigarrillo». Esta, sin embargo, declaró por videoconferencia que la relación no fue consentida, si bien no pudo aportar muchos detalles porque no recordaba lo sucedido.

Señaló que se despertó horas después del hecho en un descampado y que estaba desnuda de cintura para abajo. Los hechos sucedieron en un solar próximo al albergue, en el entorno de la plaza Tenerías.

Las pruebas aportadas por los peritos durante la vista oral indican que había restos de semen en la vagina de la denunciante y que el ADN de los mismos coincide con el del acusado, tal y como se estableció en el 2011, cuatro años después de la presunta agresión.

El supuesto autor de la agresión sexual está acusado asimismo de haberse quedado con el DNI, una tarjeta y dos anillos de la mujer, pero la letrada Carmen Sánchez argumentó que, de haber habido un hurto, este había prescrito. Adujo asimismo que el delito de lesiones solicitado por el ministerio fiscal, se halla subsumido en el de violación.

SECUELAS PSÍQUICAS // Según los partes médicos elaborados en la época de los hechos, la supuesta víctima sufrió heridas en la cara y en diversas partes del cuerpo que requirieron su hospitalización. Esas lesiones le provocaron la pérdida del conocimiento. Además, según la acusación, la mujer padece secuelas de tipo psíquico que le impiden desarrollar una vida normal por estrés postraumático.