Octubre del 2018. Esta es la fecha que Pikolín, a través de su promotora Iberebro se marcó para estrenar el futuro outlet en la antigua factoría de la carretera de Logroño. Hoy está a poco más de once meses y queda mucha tramitación por resolver: aprobar el proyecto de reparcelación, presentar el constructivo definitivo y aprobar el de urbanización... y ejecutar las obras de naves contenedor donde las firmas especializadas que se instalen en él, en régimen de alquiler, ejecuten los acabados y con ellos la apertura oficial. Demasiados trabajos, demasiada tramitación como para que mañana la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza proponga interrumpir, tal y como adelantó EL PERIÓDICO, la concesión de la licencia de obras solicitada el pasado mes de julio. Y, aún así, la fecha del estreno no corre peligro.

Al menos es lo que aseguraron, en declaraciones a este diario, fuentes oficiales de Iberebro, quienes calificaron esta petición de licencia de «un paso más» hacia la consecución del proyecto. Una explicación que no aclara cuál es la previsión para el inicio de los trabajos en su cronograma interno ni cuál sería la necesaria para que la fecha de inauguración no se viera comprometida, pero sí que el calendario avanza «según lo previsto» y no está en riesgo. Tampoco especificaron cuál es el índice de ocupación ahora garantizado en forma de reservas de espacio ni las fechas establecidas con los que ya se han comprometido a entrar en Torre Village.

NO HAY DEBATE

Mientras, la patata caliente vuelve al salón de plenos del consistorio. Tras la tortuosa travesía que vivió la aprobación del plan especial, el que daba luz verde a transformar los suelos industriales de la carretera de Logroño en terrenos donde dar cabida a usos terciarios, ahora regresa el debate por la autorización de unas obras que, según las fuentes oficiales consultadas en Urbanismo, «se trata de un acto reglado basado exclusivamente en la interpretación técnica de la normativa». Esto es, la Ley de Urbanismo de Aragón (LUA) y el Reglamento de Gestión Urbanística, que dicen que sin la reparcelación aprobada es ilegal autorizar licencias de edificación.

Aún así, nada es descartable cuando se refiere a este proyecto de macrooutlet en los suelos de Pikolín, que salió adelante en octubre del 2016 con los votos de PP, PSOE y Ciudadanos (C’s), mayoría suficiente como ahora para dar luz verde a la tramitación administrativa.

PASARELA Y SEIS TORREONES

Tardaron nueve meses en solicitar la licencia de obras desde que se aprobó el plan especial, y esta define claramente el proyecto a ejecutar. Lo hace en tres expedientes diferentes, a los que este diario ha tenido acceso, para levantar hasta 3 naves de un máximo de 15 metros de altura, con posibilidad de llegar a 20 en «torreones» que sirvan de «soporte a elementos identificativos como relojes, marcas comerciales u otros elementos singulares», con un máximo de seis.

La primera de estas naves, denominada M-1, es la que se dedicaría propiamente al futuro outlet, con una superficie total de suelo de 50.739 metros cuadrados. De ellos, solo 29.331,55 se dedicarían al espacio comercial, para habilitar hasta 112 locales «sin uso definido ni actividad» y que se concretaría, dice la empresa, cuando se instalen las firmas que se comprometan con Iberebro. Ellas solicitarían la licencia de actividad y funcionarían en estos establecimientos en régimen de arrendamiento. Lo habitual en los centros comerciales.

Otro expediente, referido a la parcela M-3, apunta a una nave de 9.324,65 metros cuadrados construidos, para un edificio de planta baja y una altura dedicado a usos de ocio, esparcimiento y salas de cine con una altura que, en la fachada oeste, podrá llegar a los 20 metros.

El tercero se refiere a dos naves de más de 7.000 metros cuadrados cada una en dos alturas, situadas junto a la N-232, que serían para la restauración.