--Cuando la entrevisté hace ochos años me dijo que la felicidad era algo estúpido.

--Pues lo sigo manteniendo. Mi creatividad florece cuando estoy de bajón, cuando estoy feliz solotengo ganas de disfrutar.

--¿Se reúnen a leerse sus cuentos?

--Sí, surgió un poco a la sombra de la poesía que se lee en la Campana; nosotros pensamos que se podía realizar algo semejante con relatos breves y también en un bar.

--En Interferencias, es un bar mítico.

--Es verdad; las viejas glorias que vienen me recuerdan que de jóvenes iban a tomar copas.

--¿Hay muchos escritores que practiquen el relato breve?

--Hay escritores, pero el relato breve es una especialidad: un novelista a lo mejor no es capaz de escribir un buen cuento y viceversa. Las exigencias que proponemos son de que ese relato no llegue a las mil palabras.

--¿Y tiene éxito?

--Muchísimo; cada día viene más gente y sobre todo, gente muy respetuosa. Mientras se lee guardan un silencio admirable, me sorprende.

--¿A qué responde este fenómeno?

--Es diferente leerlo en casa a escucharlo del propio autor. Y hacerlo en compañía de otras personas es mucho más agradable, somos seres sociables. Y además, te puedes tomar una copa. Y además hay algo más...

--¿Ah, sí?

--Sí, porque lo presentan José María Morales y José Antonio Lozano, conocidos como Berbi y Jaloza, que lo presentan como si fuera El Club de la Comedia, de manera muy irónica, con mucha gracia.

--¿Cómo va su propia web literaria y pictórica?

--Va bien; la alimento diariamente, donde cuelgo los relatos y cuadros. Lo último que he publicado es La nunca contada historia de Juan Irineo y otros cuentos. Y ya tengo otro a punto, que se llamará Marrón, relatos tres.

--Suele ir a leer a colegios.

--Sí, a los chicos de unos 14 años y les animamos a que escriban y me llama la atención que ya no escriben sobre pajaritos y enamorados, sino de suicidios y zombies. Tienen una pasión extraña sobre la muerte.

--¿Que debe hacer un creador cuando el mercado está tan triste?

--Lo que tiene que hacer el creador es seguir creando para sí mismo, sin mirar al mercado.

--¿Y no cae en la fatalidad de decir para qué?

--Sí se cae, pero hay que vencerla. Tienes que crear para tí mismo. Lo que veo es que la gente está muy preocupada porque no hay subvenciones. El que te paga te quita la libertad, te compra.