Pirotecnia Zaragozana se ha repuesto hasta en cuatro ocasiones de la pérdida de once de sus trabajadores en accidentes laborales. Por el momento, sus gestores no piensan en su futuro, tal y como reconoció a este diario su director, Miguel Pérez, ya que entienden que es hora de estar con las familias de los seis fallecidos y de los otros seis heridos graves. Mientras llegan los planteamientos puramente económicos, el grupo Etienne Lacroix al que pertenece esta fábrica de Garrapinillos decidió ayer realizar una quema controlada de los restos de pólvora que no se vieron afectados en esta tragedia laboral.

No fue una tarea fácil, ya que lo llevaron a cabo los propios operarios de esta empresa de fuegos artificiales. Desolados, volvieron a las casetas en las que tan solo cuatro días antes estaban trabajando sus compañeros que habían perdido la vida y fueron transportando el material que iba a ser pasto del fuego. Hicieron pequeños montículos en un espacio de seguridad delimitado. Unas tareas que fueron supervisadas por los técnicos de desactivación de explosivos de la Guardia Civil de Zaragoza, conocidos como Tédax, y por los Bomberos del Ayuntamiento de Zaragoza.

CASETAS DAÑADAS

Este equipo de emergencias tuvo que apuntalar algunas instalaciones para evitar que pudieran producirse una nueva desgracia, debido a que las estructuras de algunos polvorines que quedaron en pie tras el paso de la onda expansiva se encuentran bastante dañadas, según fuentes consultadas. Asimismo, los bomberos también estuvieron pendientes de si era necesario verter agua, al igual que hicieron cuando el siniestro.

Desde la Guardia Civil justificaron esta medida por parte de Pirotecnia Zaragozana debido a que la pólvora que ha sido quemada es inestable y, por motivos de seguridad, no era viable su transporte a otras instalaciones del grupo francés propietario de la planta en la que trabajaban 43 personas. Entre el material ardido, que no ha sido precisado, están los 400 kilos de productos químicos que se encontraban en un camión y que los bomberos evitaron que explotara.

Además, según estas mismas fuentes, había cierta cantidad de aluminio negro que no reacciona bien con el contacto con el agua y que no podía ser almacenado convenientemente en las instalaciones zaragozanas.

PERÍMETRO

La quema se realizó sobre las 14.10 horas en una zona acordonada a un kilómetro de la empresa siniestrada, ocasionando una gran columna de humo blanco, que si bien no se veía desde toda la capital aragonesa, sí causó expectación en los municipios y barrios más cercanos.

Por otro lado, ayer también recogieron parte de los artefactos que ya estaban listos para su distribución y cuyo transporte no corre peligro. Estos productos fueron retirados y transportados a las instalaciones de Etienne Lacroix en Francia. Un operativo, supervisado también por los Tédax, que durará varios días, según estas mismas fuentes.

Mientras, la Brigada Judicial del instituto armado continuaba ayer en la zona recogiendo más pruebas. Por el momento, la principal hipótesis con la que trabajan es que la detonación se produjo cerca de un polvorín cuando se descargaban cohetes.

El posicionamiento de los dos vehículos fue el que modificó y multiplicó la onda expansiva que arrasó la campa en la que había más de 80 casetas.

La empresa estaba al corriente de las inspecciones anuales obligatorias, según el Ministerio de Industria. La última inspección fue el pasado diciembre.