El coto privado de caza de Zuera presenta indudables ventajas, como estar cerca de Zaragoza y ofrecer una gran variedad de especies cinegéticas. Hay jabalís, perdices y conejos, sobre todo conejos, hasta el punto de que, desde el año 2000, estos roedores constituyen una auténtica plaga. Se calcula que vive alrededor de una treintena por hectárea, cuando lo normal es que haya seis o siete ejemplares.

Los agricultores han denunciado que la superpoblación de conejos causa graves daños a sus campos y han reclamado con éxito a la Sociedad de Cazadores de Zuera para que pague indemnizaciones por los daños causados a las cosechas. De esta forma, durante las últimas cinco o seis campañas, los cazadores han abonado anualmente a los dueños de las tierras cantidades entre los 50.000 y los 180.000 euros.

Sin embargo, en la temporada 2010-2011 los agricultores han reclamado el abono de 248.000 euros, una cantidad que la sociedad de cazadores considera "abusiva" y que solo ha pagado a medias. "Algunos labradores de Zuera son insaciables", aseguró recientemente un miembro de la asociación de cazadores en una carta enviada a los socios. "Resulta que campos que llevaban años sin cultivarse porque no eran rentables, de repente, y con la mayor sequía de los últimos tiempos, obtienen un rendimiento superior a cualquier secano", añadía.

Sin embargo, los agricultores, que han ido a los tribunales, consideran que la cantidad fijada como indemnización se ajusta al daño real provocado por los roedores. "Se trata de una suma elevada porque los destrozos causados por los conejos también lo son", apuntó el representante de los afectados. "Además", agregó, "la valoración de los daños la realizan los propios peritos de los cazadores".

En la zona arrasada por los conejos, 2.500 hectáreas situadas cerca de la A-23, se ha intentado todo para acabar con los conejos, hasta el uso de hurones con la preceptiva autorización. El caso ha ido en varias ocasiones a los tribunales, que han fallado a favor de los agricultores.

La sociedad de cazadores se queja de que el "excesivo" importe de las indemnizaciones pone en peligro su misma existencia. "Muchos compañeros tienen que darse de baja porque ya no pueden con los gastos", afirman en la entidad que los agrupa.